Los sueldos de los trabajadores por todo el mundo, por supuesto también en España, continúan bajando de tal forma que, hasta la OIT, Organización Internacional del Trabajo ha subrayado la “enorme caída de la renta del trabajo en España, en favor de las del capital, respecto al Producto Interior Bruto que han pasado de suponer el 66,6 % en 2009 al 61,2 en 2017”. Así pues, los trabajadores han dejado de cobrar 64.500 millones de euros anualmente.
Subraya la OIT que la caída de los sueldos en España, aunque ha sido superior, también se ha dado en el resto del mundo, lo que … “representa una pérdida también enorme desde el punto de vista de cada uno de los trabajadores: estamos hablando de 3200 € al año por trabajador”. ¡Toma ya!
En el informe de la OIT se recoge el dato de que 470 millones de personas a nivel mundial tienen interés en trabajar sin que el mercado laboral le ofrezca un empleo, es decir, están desempleados o las horas de trabajo que consiguen son insuficientes para mantenerse.
Estos datos reflejan que la clase obrera es una clase internacional, que aquí o allá tiene los mismos o parecidos problemas. Lo que la OIT nunca va a reflejar es la potencialidad de esa clase obrera mundial; en su informe lamenta que, de empeorar esta situación, la cohesión social se vea amenazada. ¿Amenaza para quién o para qué? ¿para que este orden social sea cambiado por completo y sustituido por una sociedad más igualitaria y fraternal?
Lo que la OIT debería haber concluido en su informe es que 470 millones de personas en el mundo tienen interés en que la sociedad se desprenda de un sistema basado en la explotación de los trabajadores.