Desde el gobierno no paran de advertirnos de que tendremos que apretarnos el cinturón: Pedro Sánchez repite a los medios que “vienen tiempos duros”. La guerra de Putin va a hacerlo todo más duro y difícil y sin duda va a tener impacto en los precios”. El pasado miércoles en el Congreso ya avisó de que serían necesarios importantes “sacrificios”.
Desde hace meses la inflación está disparada y ahora la guerra contra Ucrania sólo puede empeorar las cosas. Alimentos, combustibles, energías… han roto ya todas las barreras y el alza continúa hasta el punto que el INE ha debido rectificar y elevar la inflación de febrero al 7,6%, su tasa más alta en 35 años.
Pero los salarios siguen la trayectoria inversa: no paran de descender, poniéndose al nivel de los años 80. Los salarios bajo convenio crecieron de media un 2% en febrero, cinco puntos por debajo de la inflación. Siete de cada diez trabajadores siguen sin contar con una cláusula que mejore su remuneración de acuerdo con el encarecimiento de los precios.
Las empresas, mientras tanto, baten récord de beneficios: 64.021 millones de euros en 2021 de las empresas del IBEX 35. Ana Botín, del Banco Santander, declaraba que habían aumentado con fuerza los ingresos en todos los negocios y el consejero de Repsol declaró que había sido un año extraordinario.
Ahora, con todo el cinismo del mundo, la Botín siguiendo las recomendaciones del socialista Borrell (“si cada español bajara un grado la calefacción” …) ha publicado en sus redes sociales que ella ha bajado la calefacción de su casa a 17 grados y que estas son las pequeñas cosas que los consumidores podemos hacer. ¡Ridículo!
Pues los consumidores, los trabajadores, la población en general podemos hacer algo más fructífero: plantar cara a tanta hipocresía y exigir que sean expropiados tamaños beneficios y puestos al servicio del interés general. Eso, ¡para empezar!