Los compañeros de Voz Obrera hemos sido testigos de la lucha de los trabajadores de Aernnova y hemos visto como sin ayuda de las instituciones, de los políticos y con vuestra dignidad habéis mantenido un ejemplo de lucha que no podemos tirar por la borda. “A veces los obreros triunfan; pero es un triunfo efímero. El verdadero resultado de sus luchas es menos el éxito inmediato que la solidaridad aumentada de los trabajadores.” Estas palabras escritas hace 173 años por Marx y Engels en “El Manifiesto” encierran una granverdad.
En el caso de Aernnova han perdido respecto a lo que han luchado y sus esperanzas. Al final los trabajadores aceptaron de forma irregular el acuerdo que la empresa proponía después de una confusa asamblea donde se propuso de nuevo, con algún que otro retoque, la propuesta de la empresa. El cansancio de tantos días de huelga, el miedo a que empezaran a entrar a trabajar parte de los huelguistas, las amenazas de la empresa de cerrar la planta, y la dirección de CCOO, llevó a que se convocara por la noche del 27, la asamblea para el 28 por la mañana a las 9h.
En la asamblea no se tomó a votación otra propuesta que la de la empresa. Otras, como desconvocar la huelga, sin aceptar el acuerdo y sin renunciar al juicio del ERE, al que solo faltaban 10 días, no se tuvieron en cuenta. Las emociones estaban a flor de piel y estaba claro que el comité estaba por aceptar el último acuerdo, las presiones de la empresa y de la cúpula del sindicato hicieron el resto. Lo mismo que este conflicto ha revelado lo positivo de la clase obrera, también hay que aprender las lecciones de su lucha.
En primer lugar hay que partir de que la pandemia ha venido a agravar la crisis que tenía el sistema. Esto es importante que se sepa. Porque la base del argumento de la empresa, del gobierno y de los sindicatos es que la crisis actual es producto de la COVID. Así la patronal puede justificar medidas anti-obreras y los despidos como algo temporal producido por circunstancias exteriores. Y el ejemplo más claro está en que en lugar de ERTE, la patronal quiere los ERE. La estrategia de toda la patronal es precarizar al máximo la fuerza laboral para el futuro. Es la única forma de obtener beneficios empresariales y dividendos, por eso utilizan los despidos colectivos. Y lo que es seguro que muchísimos ERTE se convertirán en ERE.
Los trabajadores tienen que oponerse y resistir a la estrategia de la patronal y a su lógica con otra estrategia: O se lleva a cabo una lucha generalizada y organizada contra estos ataques o los trabajadores estamos perdidos. El conflicto de Aernnova no ha salido de su fábrica, más allá de concentraciones y visitas a las instituciones, el único acercamiento a sus aliados de clase ha sido la recogida de firmas en las puertas de AIRBUS San Pablo y de Tablada. Ha quedado claro que había que haber intentado extender el conflicto en todo el sector.
Al menos ya hemos visto el efecto producido en los políticos tras las numerosas marchas hasta sus despachos. De las instituciones, los políticos, casi ni uno solo ha estado un solo minuto de los días de huelga. Mientras se apoya a las empresas económicamente, el apoyo a los trabajadores sencillamente no existe, para ellos, los despidos se arreglan en los juzgados.
La huelga ha dejado claro también los límites del sindicalismo. El sindicato es una asociación de trabajadores para defenderse ante la patronal y mejorar las condiciones de vida. Su ámbito es la empresa, el sector, y la negociación con la patronal. En nuestra época el sindicato es un órgano más del aparato legal estatal que controla la negociación.
¿Eso quiere decir que los sindicatos no sean útiles a la clase obrera? Como asociación sirve para actuar como primera defensa legal y de resistencia, pero al estar integrados en el Estado con su papel de intermediarios y “abogados” reconocidos ante la patronal, su estructura de liberados, dirigen a los trabajadores hacia el callejón sin salida del entramado legal. El sindicalismo, el llamado mayoritario, encadenado a sus pactos con el gobierno y la patronal, permiten cierres de empresas (Puerto Real), destrucción de empleo, precarización y despidos. Encadenados también a su análisis de la crisis capitalista pasajera y reducida al Covid.
¿Pueden existir otros sindicatos más combativos? Pueden decirse así, pero en realidad cuando pasan del nivel minoritario de lucha llevan a lo mismo, porque el sindicato no tiene otra salida que la de ser intermediarios y seguir la legalidad. En realidad, el problema real de la clase trabajadora actual es la ausencia de conciencia de clase que significa comprender que los asalariados están explotados por el capital y que los conflictos solo pueden acabarse destruyendo el capitalismo e imponiendo una sociedad donde sean los y las trabajadoras quienes tengan el poder económico y político. Además está la falta de militancia activa en la lucha obrera. Es la ausencia de esos militantes, y no un tipo de sindicato en las empresas, lo que impide que las luchas avancen en la dirección de acabar con el origen de la explotación, el capitalismo.
Tenemos que tomar conciencia de que los conflictos nunca pueden solucionarse totalmente a favor de la clase obrera en el sistema económico capitalista. La solución real podrá venir cuando toda la economía esté en manos de los trabajadores y no del capital, que las empresas sean públicas y se planifique la economía según las necesidades de la sociedad y no de los beneficios empresariales. Y ello no contradice que la lucha obrera generalizada pueda frenar y ganar batallas aunque sean parciales.
La asamblea como órgano de la democracia obrera debe decidir siempre sometiendo a votación todas las propuestas y eligiendo, y en su caso revocando, al comité de huelga. No es hora de la desmoralización, o de bajar los brazos. Es hora de aprender las lecciones para seguir con la lucha obrera.
Es imprescindible en el futuro un plan de lucha contra los despidos que agrupe a todos los trabajadores. Toda lucha y las reivindicaciones contra los despidos debe acompañarse con la prohibición de los despidos y el reparto del trabajo sin bajar los salarios para todo el sector y toda la clase obrera.
La clase obrera es la única que tiene capacidad para cambiar el mundo. Son los trabajadores los que producen, organizan y mantienen a la sociedad. El futuro está en nuestras manos.