¡No es el billete del metro; es mucho más! Es lo que repiten hoy muchos chilen@s que están en las calles protestando en un estallido social y popular desde hace ya más de diez días, y que no decae a la hora que esto escribimos, a pesar de que el gobierno de Piñeira ha dado marcha atrás en sus medidas más impopulares, e incluso ha cambiado a 8 de sus ministros, levantando el estado de sitio y el toque de queda.
Efectivamente, el detonante de esta explosión social fue la subida del billete del metro, pero la indignación es más profunda y generalizada; sobran los motivos: las pensiones son míseras, los precios suben constantemente, la sanidad y la educación, así como la mayoría de servicios públicos están privatizados, la juventud no tiene ningún futuro, la corrupción campa a sus anchas, de forma que siendo Chile uno de los países más ricos del entorno, es uno de los más desiguales. La media de la población vive con menos de 400.000 pesos (500 euros) mensuales y la mitad de los pensionistas recibe menos de 175.000 (217 euros). Esto, en un país donde los precios de los productos básicos no son muy diferentes a los de España; muchos enfermos no pueden pagarse los medicamentos.
Y todo esto ocurre mientras la clase política va de un escándalo por corrupción a otro y el mismo presidente Piñeira está implicado en un escándalo de evasión de impuestos. Por todo ello, el pueblo chileno está en la calle pidiendo la dimisión de Piñeira, y cuentan con la solidaridad de diversos colectivos de trabajadores, como los de puertos de Valparaíso. Trabajadores a los que, por cierto, el ministro de Economía dijo que se levantasen más temprano para pagar una tarifa más barata en el metro.
En Chile mucho de los militares que vuelven a reprimir al pueblo, son los mismos que actuaban bajo las órdenes de Pinochet. Los golpes, detenciones ilegales, y los abusos, por no mencionar que hay quien habla incluso de torturas y asesinatos, vuelven. El pueblo chileno luchó precisamente contra la dictadura pensando que este orden de cosas terminaría en democracia; algunos ya se dan cuenta que para conseguir verdaderas mejoras para el pueblo, para conseguir jornadas laborales dignas y sueldos que se correspondan, es necesario seguir luchando. Conseguir una sociedad más justa está en las manos de los trabajadores y de las clases populares en Chile. ¡No dejes de mostrarles apoyo y solidaridad!