El 28 de abril tendrá lugar las elecciones generales; en ellas se dirimirán distintas opciones para conseguir una mayoría parlamentaria para gobernar el Estado, las instituciones de todo el país. Posteriormente en Mayo se abrirán las urnas para las elecciones municipales y de alguna autonomías.
Hacemos un llamamiento a los hombres y mujeres trabajadoras, a los jóvenes, en paro o en activo, independientemente de las categorías profesionales, a reflexionar sobre nuestra situación y cómo cambiarla en favor de las clases populares. Vivimos en un mundo donde un sistema económico y social, en manos de un puñado de capitalistas, vive del robo social del mundo del trabajo. Y esta reflexión debe de ir más allá de estas elecciones e independientemente de las opciones de voto que escojamos en contra de la derecha.
En un clima de creciente derechización y crecimiento de la extrema derecha, que se ha quitado ya la careta apareciendo su rostro franquista, estas elecciones se realizan en unas condiciones de crisis económica y social que se han hecho crónicas. Las condiciones de vida y laborales son cada día más difíciles para cientos de miles de trabajadores asalariados, instalados en la precariedad, y la desigualdad entre ricos y pobres ha aumentado desde la crisis. En España había 224.200 millonarios en 2017, un 10,9% más que antes de la crisis.
La campaña electoral oculta esta realidad económica y social en la cual viven la mayoría de las clases populares. Y no es por casualidad. Es el poder de los capitalistas el que manda, tras financiar y colocar sus “fichajes” en los partidos políticos de la derecha, pero también en la izquierda, sobre todo el PSOE. Ejemplo de esto fue la actuación a favor de los bancos del Tribunal Supremo rechazando la sentencia de otra jueza que imponía a los bancos el pago de un impuesto.
La realidad de las clases trabajadoras y populares no interesa que emerja en la opinión pública. Los temas que aparecen en los medios son los nacionalismos, entre ellos el independentismo, las relaciones y problemática de género, ante la ofensiva de Vox en contra de la ley de igualdad, el permiso de armas, los lazos amarillos, los pactos poselectorales…
¿Y para cuándo el desempleo, la falta de recursos públicos, los salarios, los despidos, las pensiones, las privatizaciones, los recortes y un largo etcétera? No aparecen esos temas porque no interesa y no interesa porque dominan los intereses de los capitalistas, los banqueros y los ricachones ocultos tras sus políticos y sus medios de comunicación.
Mientras tanto, las clases trabajadoras muchas veces están divididas y a veces enfrentadas; sin embargo, nuestro enemigo no son los pobres, los inmigrantes, o los funcionarios u otras categorías profesionales, al contrario son nuestros aliados. Nuestros enemigos son los que se enriquecen con la crisis, los banqueros y capitalistas que se aprovechan para bajar los salarios, despedir, echar a la gente de sus casas o subir los intereses de los préstamos.
Muchas personas pensarán que ante la extrema derecha de Vox y el resto de partidos derechistas hay que impedir que lleguen a los distintos gobiernos y fundamentalmente al gobierno central. Por eso hay que votar, aún con la nariz tapada, a la izquierda. En Francia o Alemania, aunque hay más ejemplos, la extrema derecha ha seguido subiendo a pesar de los “cordones sanitarios”, porque es la situación social de crisis y la impotencia de la izquierda la que hace crecer a la extrema derecha.
Desde Voz Obrera pensamos que esta idea de votar útil contra la derecha es totalmente insuficiente. El voto es la expresión de una opinión, y el único voto que verdaderamente sirve es el voto de la solidaridad y la lucha obrera en la calle, las empresas, los tajos, en los trabajos, en las universidades. ¡Hay que organizarse y luchar!