La nueva reforma del paro es buen ejemplo de las “soluciones” de este gobierno “de progreso”. Por un lado, el subsidio de desempleo sube al 95 % del IPREM (Indicador Público de Efectos Múltiples) los 6 primeros meses (570€), llegando al 80% actual a partir del año, como es actualmente (480 €).
Que se use el IPREM (600€ mes) como indicador ya es problemático, pues no ha sufrido subida en 2024 y no tiene en cuenta el aumento del coste de la vida.
El otro cambio fundamental es la compatibilidad del cobro con un contrato por cuenta ajena, durante 6 meses, tanto del subsidio de desempleo como de la prestación contributiva. Da igual que sea a jornada completa o parcial.
Que nadie se engañe, esta medida solo pretende aumentar las contrataciones en un momento en el que los sueldos son miserables en la mayoría de los casos. Pretende bajar el numero de parados a cualquier precio, incluso aumentando la parcialidad. Instaura la precariedad laboral complementando unos sueldos que tendría que subir el patrón, no los trabajadores con nuestros impuestos. En definitiva es pan para hoy y hambre para mañana, pues el sueldo vuelve a bajar a los 6 meses.
Para el gobierno esta es una medida de “progreso” porque va a permitir a las y los trabajadores cobrar un poquito más en las ayudas y naturalmente que se cobre un poco más está bien. Pero lo que no está bien es que la patronal se beneficie porque al cobrar el paro y poder trabajar el patrón se ahorra parte del sueldo. En realidad es una subvención más a la patronal con dinero público de la clase trabajadora.
Está visto y comprobado que en esta sociedad capitalista la patronal gana y la clase trabajadora no tendrá otro remedio que luchar, movilizarse para exigir lo suyo. Porque tenemos que ser conscientes que somos nosotros, la clase trabajadora, los que producimos y somos la mayoría. ¿Cuándo seremos martillo, en vez de yunque? De nosotros depende.