Los accidentes laborales: crónica de una muerate anunaciada
La precariedad laboral y la siniestralidad en los puestos de trabajo, no solamente no se solucionan sino que van a peor. Este año ha sido siniestro, sobre todo en el sector de la construcción, al ser uno de los más peligrosos y dejado de la mano de los dioses gubernamentales y patronales. Los accidentes como los últimos de Burgos y Madrid, donde los trabajadores ardieron en el pequeño local que les servía de vestuario, comedor y almacén de todo tipo de productos tóxicos e inflamables, no fue una casualidad puntual de un determinado empresario, sino lo habitual en la mayoría de las empresas.
En la construcción, la falta de seguridad en los andamios es abrumadora. Generalmente no se cubren con red salvo en el centro de ciudades importantes y calles muy transitadas; tampoco suelen revisarse durante el tiempo que duren las obras siendo la causa de muchos accidentes, la mayoría de ellos mortales. Las instalaciones provisionales de obra -donde los cables se deterioran por los golpes, la mayoría de ellos están sin clavija y sujetos a los enchufes con dos palillos de madera- nunca se revisan ni se arreglan dando lugar a siniestralidad de todo tipo, entre ellas los incendios. Tanto las grúas como los accesorios que se emplean para elevar los materiales ocasionan grandes riesgos, según avanzan las obras no se sustituyen, ni se reparan, a no ser que dejen de funcionar por completo, al igual que todas las herramientas que la empresa pone: carretillas, picos y palas, martillos, compresores, taladros etc. Y aunque no lo parezca, ocasionan pequeños y medianos accidentes que cotidianamente no se tienen en cuenta pero que sufre en sus carnes el obrero. Los derribos, como los corrimientos de tierras, la inmensa mayoría de las veces son producto de la ambición del empresario, al igual que la mayoría de los accidentes laborales.
Tras el último gobierno del PP los empresarios, dentro de sus filas, o de algún modo vinculado a ellos, gozaban de un poder absoluto. Pero también con el PSOE con su política de querer agradar al empresario para asegurarse sus votos a cambio de las privatizaciones y subcontrataciones que conducen al trabajo precario.
Los trabajadores más desfavorecidos se sienten impotentes ante el poder patronal y los que se creen con suerte temen perder sus privilegios y juegan a la ruleta rusa dentro de un orden laboral dominado por la patronal que siempre cuenta con un as en la manga para llevarse el gato al agua. Esto provoca que cada trabajador vaya por su lado, cosa muy grave para el obrero más en precario y para los inmigrantes que trabajan en este país, que se defienden como pueden dentro de un marco individual que les permita seguir trabajando para paliar sus necesidades. Por otro lado, los trabajadores de provincias con pocos recursos laborales, ante la impotencia de mejorar su situación laboral, viajan a otras provincias con más recursos para sacar adelante su situación aceptando cosas inaceptables y adoptando posturas individuales perjudiciales para todos, incluso influyendo a veces en los dichosos accidentes laborales. Por las posturas individuales de buscarse la vida incluso realizan faenas con maquinarias que no dominan, realizando el trabajo de un profesional por menos sueldo.
Mi experiencia en un hotel rural en Atienza me viene a demostrar todo lo comentado. La mansión es adquirida por una cadena de bares y hoteles rurales que explotan varios socios, uno de ellos arquitecto. Debido a la relación laboral que tiene con GEOCISA, esta empresa se compromete a realizarles las obras y subcontrata a otra que le realiza todo tipo de trabajos.
La restauración comienza subvencionada por el gobierno de Castilla La Mancha y bajo el control de uno de los socios. La mano de obra es, en su mayoría, de un pueblo agrícola de Andalucía. El encargado, uno del mismo pueblo cuñado del contratista, con poca experiencia en este tipo de obras. Se contrata a un gruista profesional y a los pocos días le dicen que como la grúa no tiene un funcionamiento continuo, que cuando esté parada trabaje de peón limpiando la obra; a todo esto uno de los peones aprovecha para quedarse trabajando con la grúa para así evitarse trabajos manuales. Como resultado fue despedido el gruista ya que el peón resultaba más barato y además realizaría otras faenas cuándo la grúa parara, poniendo en peligro la integridad de todos,del propio edificio y los colindantes; así estuvo varios meses hasta que un trabajador se quejó de que ya eran tres las veces que lo había lastimado con la grúa.
Los trabajos en esta obra se realizaron entre el descontrol y las prisas; por suerte solo ocasionaron accidentes. Lo peor llegó cuando se decidió levantar un ala de la finca que se había usado de caballeriza construida con piedras, medio derruida y sin cimentación alguna, pues se sujetaban con arena y paja. El arquitecto y socio del negocio ordenó levantar sobre las piedras que quedaban dos plantas, con vigas y hormigón bajo un tejado de tejas viejas, una burrada de kilos sobre unas piedras que no se aguantaban entre ellas, volcadas y agrietadas. Esto se hizo ante la advertencia de alguno de los trabajadores de que el edificio no aguantaría, con el consiguiente temor y escuchando continuamente que si ellos iban a saber más que los arquitectos, y a veces haciendo burlas a su miedo. Finalmente el edificio se derrumbó dejando los andamios de hierro retorcido y una estrecha calle llena de piedras, un viernes a las tres de la madrugada, haciendo un ruido espantoso.
La versión de los arquitectos: un corrimiento de tierra. La solución: echar una cimentación inyectada y edificar sobre lo que había quedado en pie. Esa parte del edificio no contaba con la pertinente licencia de obra, pero se restauró lo hundido de esa manera sin que nadie dijera nada. Las discusiones entre propietario y contratista llegaron al límite y se dejó la obra esperando que otro contratista la terminara por dentro. Ante esto, ni las denuncias, ni las irregularidades causaron efecto. ¿Habrá que esperar hasta que un hotel rural se hunda en Atienza sepultando a algunas personas?. Entonces dirán que ha sido producto de la mala suerte, o de un temporal malo o a saber qué cosa, todo antes que lo realmente ocurrido.
Trabajo diario en Volvo
Trabajo en Volvo Veinsur, mi puesto es de vigilante, controlando la puerta de entrada. El trabajo consiste en anotar matrículas, hora de entrada/salida de los camiones/autobuses e información y vigilancia. Somos tres personas trabajando 12 horas diarias en turnos alternativos de día y noche, en total hacemos 48 horas/semanas. Como la jornada es intensiva no podemos parar para comer, por lo que tenemos que tragar un bocadillo sin abandonar la actividad laboral. Al principio, el 21- 08- 03, me hicieron un contrato de prueba por tres meses, hasta hoy día lo vienen haciendo por seis meses.
El personal de plantilla, administración, taller, mantenimiento y vigilante, es de 90 personas.
En el taller hay malestar; entre otras cosas; porque terminan la jornada según la demanda de trabajo, dicho de otra forma, cuando terminan su jornada se le obliga a quedarse hasta la hora que precise la empresa. No pueden negarse a estos abusos, porque peligra el contrato. Entre los trabajadores no hay respuesta, por no haber no hay ni representación sindical, pero si hay conciencia, aunque no cuaje la forma de defenderse de tanto atropello; no comprenden que hay que organizarse al margen de los que no están por la labor y de los más atrasados y colaboradores de la empresa para empezar a pensar y discutir la forma de respuesta.
Así las cosas, yo creo que la única forma de lucha contra estos explotadores es la primitiva, la de antes de la llamada "transición". Hay que ganarse la confianza de los más avanzados, utilizando los métodos clandestinos de reunión, discusión y organización. Yo ya estoy en ello, reconozco que hay que tener muchísima paciencia, pero es la única forma, en cuanto se ve el fruto de ese trabajo paciente, te llena de ánimo y alegría.
Sevilla enero 2005
Correos: el CTA de la Negrilla de Sevilla
En el CTA (Centro de Tratamiento Automatizado) la Negrilla, llevamos ya tiempo sufriendo las malas condiciones provocadas por la ineptitud y la cara dura de la dirección de Correos. Los CTA son los centros de almacenamiento y distribución de la correspondencia que han venido a sustituir a los antiguos CCP (Centros de Clasificación Postal). Correos está preparando la venta del servicio público a las grandes empresas del sector, así se ha pasado de ser un servicio público estatal a una sociedad anónima que permitirá su venta, o parte de ella, a las grandes empresas. Para ello se están vendiendo solares de Correos, construyendo toda una infraestructura y precarizando la fuerza laboral.
Los trabajadores de Correos no hemos dejado de perder condiciones de trabajo. La precariedad y el enchufismo hacen que muchos deban favores a los jefes que escogen a quien quieren para los trabajos. Los que aprobaron las últimas oposiciones son laborales que han perdido las condiciones de trabajo de los funcionarios y han perdido mejoras que tenían.
Para colmo la desorganización y la falta de inversiones o la mala inversión hace que el trabajo de Correos se haga cada vez más a costa de los trabajadores, de sus condiciones de trabajo y de sus salarios. Una muestra de ello lo tenemos en Sevilla en el CTA de la Negrilla, donde llega y se centraliza toda la correspondencia que viene a la ciudad. Es un ejemplo también de despilfarro y de los "otros" intereses y comisiones que se llevan los de siempre en la construcción del pabellón, que ha costado millones.
El 8 de septiembre de 2003 empezamos a trabajar en el CTA de la Negrilla, en septiembre próximo se cumplirán dos años de este nuevo "pabellón inteligente" como quisieron llamarlo los jefazos; nos dijeron que se iban a acabar todos los problemas que teníamos los trabajadores en el CCP de Santa Justa.
Realmente ha sido todo lo contrario, los problemas no nos han dejado. Y los problemas empezaron en el mismo momento que nos mudamos. Podemos enumerarlos:
1.- El traslado de la cartería de Santa Justa a la Negrilla no se produjo hasta dos meses después de inaugurado el pabellón lo que condujo a un atasco enorme de correspondencia que duró hasta primero de año.
2.- El tema del suelo y las grietas se produjeron antes de la inauguración pero el jefe de zona de turno dijo que eso era algo sin importancia y un año después nos encontramos que se tuvo que levantar el pabellón casi al completo; cuando vinieron las calores del verano el "pabellón inteligente" era una pena. La cosa llegó hasta tal punto que no se levantó el suelo en su totalidad debido a las máquinas que estaban ya fijadas al suelo. Y el tema de los desniveles sigue sin solucionarse. ¿Cuando llevemos 5 años qué pasará?
3.- El tema del aire acondicionado ha sido el colmo de los colmos. Se han tenido que efectuar paros por las temperaturas, que hacían insoportable trabajar. Y sigue sin resolverse totalmente.
4.- Prometieron que iban a techar los aparcamientos traseros para que pudiéramos aparcar y sólo se ha hecho la mitad. La puerta trasera del pabellón sigue sin abrirse para que podamos entrar. Y la salida de los compañeros de los aparcamientos traseros supone seguir soportando la lluvia, el frío, el calor, los 200 metros de ida y vuelta a la intemperie.
5.- El semáforo de entrada que debía de haberse solicitado antes de abrirse sigue sin instalarse después del tiempo que lleva abierto el pabellón, con el consiguiente peligro. Ya ha habido algún que otro accidente; esperemos no tener que lamentarnos mañana.
6.- El tema de las goteras es otra de las cuestiones por solucionar. ¡Y eso que no llueve!
7.- Otro problema es el de las máquinas, que tienen las bases de datos mal codificadas y cada vez hay más rechazo con la consiguiente pérdida de tiempo y dinero.
8.- La inestabilidad del personal crea un mal funcionamiento en general, agravado por la movilidad en los puestos. Algunos trabajadores acaban siendo movidos varias veces en la jornada laboral, lo que crea malestar entre nosotros y un funcionamiento nefasto. Paradójicamente esto se ha traducido en el "año de la calidad 2004". ¡Si esto es así que venga dios y lo vea!
9.- En el comedor sigue sin instalarse el extractor de humos.
10.- El teléfono público, que es lo único de mejora que han puesto en todo este tiempo, resulta lamentable. No funciona desde que lo instalaron ya hace más de seis meses.
11.- Los indexadores como recomienda la normativa de salud laboral, tenían descanso entre horas, que se han suprimido, y que deberían seguir manteniéndose.
12.- Los cursos para el manejo de las máquinas se los han estado dando al personal funcionario y laboral de nuevo ingreso, que es personal que no va a trabajar con las máquinas. A cambio los que trabajan en las máquinas no han sido preparados para tales menesteres, como son el personal del INEN y los que no han hecho cursos.
13.- Las taquillas que en principio teníamos completas, que era algo de lo bueno que teníamos, nos las redujeron a la mitad.
14.- Cargadores de baterías: hay que sacarlos del edificio o en su defecto, mejorarlos en cuanto a funcionamiento y mantenimiento.
Estos puntos son el resumen del año y medio del funcionamiento del CTA de la Negrilla; como hemos visto anteriormente un desacierto total, en cuanto a las instalaciones y en cuanto a su ubicación, pues sólo llega el bus número 52 que pasa cada media hora con un pabellón que cuenta con unos trescientos trabajadores, además de los clientes y usuarios que pasan a diario por las instalaciones.
Sevilla febrero de 2005