El viernes 2 de febrero, miles de personas volvieron a concentrarse en Jerada para expresar su indignación, después de que un tercer minero haya muerto en un pozo de carbón clandestino. El mismo día, centenas de trabajadoras del textil despedidas se manifestaron en Mequinez.
A pesar del despliegue policial, los habitantes de Jerada llevan más de un mes movilizándose. Denuncian el paro masivo debido al cierre en el año 2000 de la mina de carbón que empleaba miles de personas en esa zona, el cual les obliga a explotar pozos clandestinos para sobrevivir.
Denuncian también las facturas de luz y agua, tan desorbitadas que son imposibles de pagar, y también la corrupción que permite que algunos acaparen los permisos oficiales para la explotación del carbón y se enriquezcan de manera escandalosa vendiendo el carbón que se viene extrayendo clandestinamente. Piden una alternativa real a los llamados “pozos de la muerte” y un servicio de sanidad en condiciones para atender a los mineros que sufren numerosas patologías por su trabajo.
En la región de Fez y Mequinez, el sector más afectado por el paro es el textil. La empresa Sicome cerró en 2017, echando a más de 700 trabajadoras a las que debe cuatro nóminas. Desde entonces vienen protestando frente a la sede de la empresa, para denunciar su situación y exigir soluciones. El viernes 2 de febrero estaban de nuevo en la puerta del Ayuntamiento para interpelar a las autoridades. Cuando un representante oficial apareció, le acogieron gritándole “¡Vete ya!”, “¡Ladrón!”, se vio cercado por las manifestantes y tuvo que sacarlo la policía.
Los habitantes movilizados del Rif, de Jerada o Mequinez denuncian problemas –el paro, la carestía de la vida, la corrupción– que los trabajadores vienen sufriendo en todo Marruecos. Los de Jerada lo tienen claro: lejos de resaltar cualquier tipo de especificidad regional, se vinculan con el movimiento de protesta del Rif e incluso han recogido su lema: “Antes la muerte que más humillación”.