Tras las recientes elecciones autonómicas y municipales, donde las fuerzas de izquierdas -sobre todo Podemos- no han salido bien paradas, se ha elucubrado mucho sobre la necesidad de la unión de las izquierdas. El propio nombre de “Sumar” de Yolanda Díaz recoge esta legítima y comprensible aspiración de la población de izquierdas en general, deseosa de frenar a la derecha y sobre todo a la extrema derecha de Vox. Hay incluso quien dice que “Sumar” es la estrategia encubierta de Pedro Sánchez para asegurarse la continuidad en el gobierno y que vuelva el bipartidismo.
En la última quincena hemos visto como Sumar y Podemos llegan a un acuerdo para presentarse juntos a las próximas elecciones generales del 23 de julio; ahora posarán para las cámaras pero por poco se “despellejan” vivos. La pelea por cargos y sillones, por posiciones en las candidaturas, ha sido evidente. En cambio, del programa, de lo que van a defender, se ha hablado poco o nada. Ambas formaciones, son versiones no muy distintas de un mismo proyecto reformista que aspira a reeditar el gobierno de Pedro Sánchez.
Pero más allá de conjeturas, -es lo que tiene negociar a puerta cerrada-, lo que es seguro es que estos partidos ni quieren ni pueden ir más allá de los estrechos límites que les marca el sistema capitalista, con su inflación, la creciente precariedad laboral, los altos precios del alquiler, las subidas constantes de las hipotecas, pensiones que no se revalorizan como deben…
Los que vivimos de nuestro trabajo debemos reflexionar más allá de las elecciones y volver a tomar conciencia de lo que somos y representamos en la sociedad: la única clase social -imprescindible- que la hace funcionar; así comprenderemos que debemos unirnos, defendernos y contraatacar, contando solo con nuestras propias fuerzas organizadas en un verdadero partido de los trabajadores, aún por crear; un partido que pelee duramente contra la patronal, sin concesiones, hasta parar los recortes que imponen al mundo del trabajo en su conjunto.