Parece que los “peperos” recién llegados al gobierno andaluz van de justicieros. Ya van dos consejerías en la que dicen haber destapado listas de espera que se han mantenido ocultas durante el anterior ejecutivo.
A la aparición de más personas esperando asistencia por parte del SAS, se suma ahora la aparición de otra lista, que muestra el número real de personas en espera del servicio de dependencia.
¿A quién debemos creer? La manipulación de las listas de espera oculta el problema de la falta de inversión en los servicios públicos y la privatización de muchos de esos sectores. Y no va a ser el PP, precisamente, el que vaya a arreglar eso. Recordemos que el anterior gobierno andaluz, en plena crisis, recortó miles de puestos en los servicios públicos en consonancia con el PP a nivel nacional.
Ahora, ante estas nuevas listas o incluso otras que puedan aparecer, el PP argumenta que el PSOE andaluz ha engañado a los andaluces. Sabemos que los políticos siempre han maquillado las cifras del paro o de las pensiones, por ejemplo. Lo que demuestra que, en el fondo, sea a nivel autonómico o estatal y gobierne quien gobierne, el engaño a la población trabajadora se viene ejerciendo en cualquier ocasión que se presente. Detrás de estas manipulaciones hay un interés en ocultar las verdaderas causas, los recortes son la raíz del problema, recortes que son aplicados por esos mismos políticos.
El tema de las listas más o menos abultadas llevan a la confusión, están por otro lado privatizando servicios públicos. Unas privatizaciones que estamos pagando entre todos con los recortes.
Esta misma Junta ahora ha publicado las plazas de guardería para el próximo curso. Son menos que el anterior. Se han apresurado a aclarar que, aunque escasas, se corresponden con el nivel de natalidad actual que ha mermado mucho. Cínicamente, explican que a causa de la crisis las familias tienen menos hijos. Pero ya veremos si eso es cierto o no, por de pronto no ha salido ninguna crítica desde sus propias filas destapando otra lista paralela.
Lo cierto es que todo esto demuestra un descontrol y manipulación interesados y una forma burda de jugar con la población necesitada de diversas atenciones públicas. Hay que luchar por cambiar de dirección, para que la sanidad, la educación, la dependencia sean de todos; los servicios públicos deben estar al servicio de la clase trabajadora y dejar de ser los objetivos de los políticos en connivencia con el parasitismo de empresarios privados y banca.
Desde la defensa de los empleos públicos, del mundo del trabajo en su conjunto hay que luchar por revertir los recortes. Es gracias a la población trabajadora que hace funcionar la sociedad, donde los servicios públicos representan la esencia de cooperación y solidaridad de la clase trabajadora, destinada a un fin exclusivamente social, para las necesidades de esa clase. Hay que rechazar enérgicamente los intereses privados y combatirlos por la defensa del empleo público.