Los trabajadores autónomos, de contratas y subcontratas, -instaladores del mantenimiento de las redes de Telefónica-, están en huelga indefinida. La huelga empezó en Madrid el 28 de marzo pero ya se ha extendido por todo el territorio nacional. Este conflicto se veía venir, ya que la mayor multinacional de este país estaba rebajando continua y considerablemente las condiciones laborales de este colectivo de empleados (más de 100.000), llegando a unas condiciones de semi esclavitud.
Pero para poder entender en su justa dimensión tal situación hay que retrotraerse al año 1998 cuando Aznar vende Telefónica, -la mayor empresa pública del país y curiosamente con beneficios-, y coloca de presidente a su amigo Juan Villalonga; a partir de ahí se abre un proceso de sucesivos expedientes de regulación de empleo que llevan a una plantilla de más de 70.000 trabajadores en el año 1998 a poco menos de 21.000 en la actualidad. ¿Qué ha pasado? Pues simplemente que respondiendo a la avaricia insaciable del capitalismo y sus empresas se ha destruido empleo de calidad por empleo precario y mal pagado.
Pero estos compañeros han dicho que ya está bien. No pueden seguir así, máxime siendo Telefónica una empresa multinacional con miles de millones de beneficios y un consejo de administración donde el que menos cobra no baja de los 3.000.000 de euros. Estos compañeros trabajan de lunes a domingo, más de 10 horas al día, por salarios de auténtica miseria (algunos después de quitar gastos no llegan a 250€ mes, la mayoría rondan entre los 500 y 800€) y por supuesto sin derecho a vacaciones, asuntos propios, pólizas de salud... Para la huelga se han coordinado ellos mismos a través de plataformas virtuales y asambleas fuera de los centros de trabajo y se han plantado en las centrales de Telefónica de forma modesta pero concienzuda, informando a todos de por qué están en huelga.
El apoyo y seguimiento a la huelga es masivo y Telefónica está muy preocupada porque el número de averías y de instalaciones sin realizar se les incrementa día a día sin poder darle solución; ha tratado de hacer esquirolaje empresarial mandando a sus pocos recursos propios a solucionar averías y a tratar de paliar un poco los efectos de la huelga, pero les ha salido mal la jugada. Los trabajadores de Telefónica han dicho no a este chantaje y a la presión de la empresa y se han solidarizado con los problemas y la huelga de las contratas.
Estos compañeros exigen que Telefónica mantenga el actual contrato con las empresas colaboradoras y que se cumpla el que está vigente que dice que al menos el 75% de los trabajadores de las contratas tiene que ser personal propio de estas y no a su vez subcontratado y vuelta a subcontratar, cadena en la que se producen cada vez más mermas económicas y de condiciones para los trabajadores.
Estos compañeros están demostrando que la unidad de la clase trabajadora y su lucha es necesaria y posible, incluso por encima de tensiones de las cúpulas de las organizaciones sindicales, ya que la organización de los piquetes y sus reivindicaciones están elaboradas por los propios trabajadores en lucha y en continua comunicación y organización a través de asambleas.
Solo a través de la lucha y la solidaridad conseguiremos frenar los EREs que a la larga lleva a la clase obrera a situaciones laborales deplorables, frenar a estos patronos que aprovechándose de la crisis quieren volver a que se trabaje por el sustento diario y poco más, para seguir engrosando sus ya llenas alforjas. En su lucha estos compañeros han mostrado el camino: organizándose autónomamente y en asambleas, fuera de los "circuitos oficiales" si llega el caso. Son el ejemplo a seguir para los compañeros del metal, de Aerópolis, de todos los trabajadores en definitiva.