Las caricaturas de Mahoma

Εκτύπωση
marzo 2006

Las caricaturas de Mahoma, se han convertido de polémica en tragedia. Es poco creíble que el diario danés (muy conservador) que inició "la controversia" tuviera por única intención, combatir el integrismo islámico, precisamente en un país dónde el luteranismo es religión de Estado y dónde "casualmente" la extrema derecha se siente crecida, después de obtener un 13% de los votos en el Parlamento. En realidad ha sido una provocación.

También es poco creíble que las manifestaciones en muchos países musulmanes se deban únicamente a la indignación de la gente, ofendidas en su fe. Es bastante "extraño" que en Siria, estado laico, dónde sólo se autorizan contadas manifestaciones, se hayan asaltado embajadas; al orquestar estas manifestaciones, el gobierno pretende ganarse a la población y demostrar a Occidente que puede basarse en ella.

De la misma manera los religiosos chiítas, los amos de Irán, sometidos a las presiones occidentales por su programa nuclear, se han visto muy felices de poder desempeñar el papel de creyentes a ultranza.

Muchos movimientos islamistas, cuyas invocaciones al Islam encubren su voluntad de imponer regímenes reaccionarios, se precipitaron para utilizar esta situación.

Pero si pueden hacerlo con éxito, es porque la política de las grandes potencias imperialistas (en Irak, Afganistán, Palestina, etc.) suscita sentimientos de odio hacia todo lo que representa Occidente.

Si la humanidad parece volver a la Edad Media en muchos aspectos, no es por un simple problema de supervivencia de los prejuicios religiosos. Es sobre todo una consecuencia de un carácter social, que descansa sobre la explotación y la opresión y que tiene necesidad, para mantener su soberanía, de basarse en ideas reaccionarias heredadas del pasado.