Menos mal que esta semana las cifras de Covid se han maquillado a la baja. El 31 de octubre comienza en Glasgow la COP 26, la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, que mueve mucho dinero, por lo que es imposible que el “Plan B” sustituya al “Plan A”. Eso echaría por tierra la prestigiosa acogida de 30.000 delegados y sus séquitos por parte del gobierno…
Así que, aunque el Plan B sólo suponía añadir algunas “medidas voluntarias” más, como hacer hincapié en el uso de la mascarilla y el trabajo desde casa, “si es posible”, no se ha llevado a cabo. Por desgracia, el control del virus Covid-19 está en manos de los políticos y no de los expertos en virus.
Y lo triste es que también lo está el futuro del planeta… Está en manos de los políticos y no de los geógrafos físicos, meteorólogos o científicos naturales. No importa que el calentamiento global ya haya hecho imposible la supervivencia de algunas especies. O que, en última instancia, hará que partes del planeta sean inhabitables para los humanos también…
De hecho, en lugar de abordar los problemas reales, la idea es exprimirlos con el fin de obtener puntos políticos. Así que, al igual que en la reunión del G7 en Cornualles en verano, los líderes políticos aprovechan la oportunidad para señalar con el dedo a otros y señalar sus propias virtudes. Y, por supuesto, para algunos es una oportunidad para seguir atacando a China… Olvidaos del hecho de que la población de China es de 1.400 millones de habitantes, por lo que las emisiones per cápita son muy inferiores a las de Estados Unidos, y que China ha estado realizando gran parte de la producción contaminante del mundo durante las últimas 4 décadas. ¡Y olvídense también de las emisiones históricas de “Occidente”…!
En cuanto a las consecuencias reales y prácticas de la COP 26, bueno, el dinero cambiará de manos, el turismo recibirá un impulso y se hablará mucho de “blah-blah” (disculpas a Greta Thunberg), e incluso, si no pasa ninguna otra cosa, al menos es bastante posible que el Covid-19 pegue un repunte, como pasó en Cornualles después del G7…
Traducido de workersfight.org