La ministra de Sanidad, Mónica García, anunció el pasado enero que estaban estudiando que se pueda “autojustificar” la baja por enfermedad leve los tres primeros días.
La medida tiene el apoyo de asociaciones de médicos de Atención Primaria (como la SemFyC o la SEMG) o el Sindicato Médico, que ven que conseguiría desburocratizar las consultas, evitando que los médicos se conviertan en “policías” para las empresas, en pleno repunte de casos de COVID y gripe. Muchos pacientes, dicen, acuden solo para el papel de la baja y esto satura las consultas que se podrían emplear en casos más graves.
El presidente de la patronal, Antonio Garamendi, ya ha respondido, oponiéndose a la medida alegando que “todo trabajador tiene derecho a un sanitario” y que las empresas tienen “derecho a un control porque el absentismo está disparado”. Foment del Treball, la patronal catalana, también exige un “chequeo médico” para otorgar las bajas para que las empresas no asuman “supuestos fraudulentos”.
La solución alternativa de Garamendi ha sido, cómo no, que las mutuas y la sanidad privada se encarguen de gestionar las bajas, si la pública no puede. Posición idéntica a la consejera de empleo de la Junta de Andalucía, Rocío Blanco. Es decir, dejar la salud de los trabajadores en manos de las mutuas patronales, y ya de paso desmantelar la sanidad pública.
Y es que tras tanto cacareo, la realidad es que la elección de los 3 días de baja no es casual. Durante los primeros tres días la norma es que el trabajador asuma el coste de la baja, es decir, no reciba prestación ni salarial ni de la seguridad social. Muchos trabajadores seguirán sin poderse permitir perder 3 días de sueldo y esa es la barrera principal.
Aún así, desde el periódico “El Economista” han hecho pucheros con el coste que supondría para las empresas esto de las autobajas, hasta 2.274€ por empleado. Aunque no sabemos de dónde ha sacado una productividad media de 92€/hora (lo cuál da un número altísimo), si intentamos seguir su razonamiento puede salir algo interesante.
Según la OIT, la productividad media en España se sitúa en 45€/hora trabajada (PIB/hora). Si multiplicamos 45 por 8 horas, en tres jornadas, nos sale 1080€. Del PIB, un 43% (Pablo Sempere, El País, 2023) suponen las rentas del capital (beneficios empresariales), por lo tanto en 3 días de media un trabajador produciría de beneficio a la empresa el 43% de 1080, es decir, 464€. Si cogemos la parte del PIB que va a salarios, tenemos que en 3 días se producen de media 507€ (el resto hasta 1080 son impuestos y otras variables).
Estos cálculos, más creíbles creemos que los dados por “El Economista”, nos muestran algo que demostró Marx hace mucho tiempo. En una semana de trabajo ya producimos el equivalente del salario mínimo y una parte similar en beneficios empresariales. El resto del mes, trabajamos totalmente gratis para el empresario.
Para Marx esto es la plusvalía, o trabajo no remunerado, la cual es la base de la explotación capitalista y la sangre que mantiene el sistema, contra la que ningún gobierno del mundo se rebela. Solo los trabajadores, cuando nos unamos y seamos conscientes de nuestra fuerza, podremos parar este parasitismo, ya que si nosotros paramos nada funciona, ni siquiera sus beneficios.