¡Que viva la lucha de los trabajadores del metal en Cádiz!

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Diciembre de 2021

Después de 9 días de huelga, la lucha por un convenio digno de los trabajadores del metal en Cádiz ha puesto de relieve el malestar, la indignación y el hartazgo de la población obrera por la degradación económica y social provocada por la crisis económica. Esta situación es general en todo el país. Mientras los millones de beneficios empresariales van a los accionistas de las grandes empresas, incluso en pandemia, la clase trabajadora ha tenido que sufrir los despidos, EREs, ERTEs, el desempleo, la precarización laboral y ahora la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.

La huelga que han llevado los trabajadores del metal en Cádiz ha terminado con un acuerdo que no se ha ratificado en Asamblea general de trabajadores. A pesar de todo ha habido empresas que votaron mayoritariamente en contra. Tampoco el desarrollo de la huelga se ha basado en asambleas de trabajadores, sin un comité de huelga elegido y revocable por la Asamblea. Pero esto es lo “normal” a lo que nos tiene acostumbrados la burocracia sindical.

El sector del metal gaditano agrupa a unos 20.000 trabajadores, 17.000 fijos y luego un 30% adicional de eventuales. Hay que destacar que este sector vive en su mayoría de la subcontratación de las cargas de trabajo que proporcionan las grandes empresas: los astilleros, (Navantia) y aeronáutica (Airbus), entre otras.

¿Qué han conseguido los sindicatos negociadores? El acuerdo significa fundamen-talmente subidas salariales anuales del 2% – la patronal ofrecía el 0,5% y el 1,5% los años siguientes-, con una vigencia de 3 años, además en 2024, los empresarios “se comprometen a revisar” la pérdida de poder adquisitivo producida por el Índice de los Precios al Consumo (IPC) y a reembolsar el 80% de esa diferencia.

Para los trabajadores even-tuales se firmó textualmente lo siguiente: “para 2022 y 2023, las empresas tratarán de abonar a cuenta el 2% garantizado desde el mes de enero de cada año y en cualquier caso siempre a la terminación o liquidación de su contrato, sin esperar a la finalización del año natural”.

Tenemos que entender que para 1000 € si los precios han subido un 5,5% y sólo nos suben el 2%, se pierde el 3,5% de poder de compra, 35 euros. De cada 1000 €, cobraríamos realmente 965 €.

Este convenio presenta dos problemas y uno fundamental para toda la clase trabajadora. En primer lugar, que los trabajadores van a perder poder adquisitivo, aunque la patronal cumpla. En segundo lugar, se entrega todo el poder a la patronal hasta 2024 para cumplirlo. Ya sabemos de antemano como la patronal se las gasta y “donde te dije digo, te digo Diego”.

El problema está en la subcontratación organizada por el capitalismo. Para abaratar costes salariales y aumentar beneficios, las grandes empresas subcontratan las cargas de trabajo a pequeñas y medianas empresas que sobreexplotan a sus trabajadores. Consiguen dividir a la clase trabajadora a través de los bajos salarios, la precariedad y temporalidad. Así las grandes multinacionales como Airbus obtienen millones de beneficios.

Lo que esta lucha enseña. A pesar de que el convenio es malo para los trabajadores se demuestra que sin lucha no hay posibilidad de mejorar en una sociedad donde el capital vive de la explotación obrera. Además, la lucha de la clase trabajadora en Cádiz ha mostrado la solidaridad del pueblo y en general en todo el Estado. Ha mostrado también que la clase trabajadora es una clase mundial al apoyar la lucha desde los puntos más alejados del planeta.

Se dice que la historia es la maestra de la vida y esta huelga nos enseña que la lucha tiene que organizarse en asambleas democráticas con comités de huelga elegidos y revocables que nos permita seguir la lucha y agrupar a toda la clase trabajadora. La unidad es nuestra fuerza. ¡Si los trabajadores paramos, se para el mundo!