En la India, la recesión económica provocada por el confinamiento está privando de su medio de vida a millones de familias que viven en las principales ciudades. El hambre afecta a decenas de miles de ellos.
Al mismo tiempo, en el campo, las cosechas de cereales, que son particularmente abundantes este año, se están pudriendo y se están destruyendo toneladas de tomates, ya que los cierres de carreteras y trenes impiden los envíos.
Como tantos otros gobiernos, el de Modi, que gobierna la India, sabe cómo dar al ejército y a la policía para impedir que las clases trabajadoras se muevan y confinarlas a golpes de palos. Pero es incapaz, y probablemente no le importa, de organizar sus suministros y asegurar su salud y seguridad alimentaria.