En Valparaíso (Chile) los trabajadores eventuales del sector portuario han llevado, durante más de dos meses, una lucha abierta contra las políticas antiobreras de la patronal.
A falta de una ley que regule sus condiciones de trabajo, estos trabajadores exigen tener los mismos derechos que el resto de los trabajadores del país. No se les reconoce indemnización por años de servicio, derechos por pre y post nacimiento, vacaciones pagadas o seguridad social integral. La primera reacción de la empresa es negarse a negociar con los delegados elegidos en asamblea.
La ofensiva que la patronal está llevando a cabo contra los trabajadores portuarios en Valparaíso tiene similitudes con lo acaecido hace algunos años en Mejillones. Allí los trabajadores eventuales quisieron negociar en igualdad junto a los contratados, motivo por el cual mantuvieron el puerto cerrado hasta que el hambre les venció. ¡Que no se repita lo de Mejillones!
El control de los puertos por parte de empresas privadas es un bocado muy apetitoso para los capitalistas. Recordemos el largo conflicto que mantuvo el Gobierno español con los astilleros de Cantabria. La intención era la privatización de los puertos, solo la lucha tenaz y solidaria entre una gran parte de los estibadores en distintas partes del planeta, pudo frenar esa ofensiva del capital.
La patronal solo mira el interés del capital, así la naviera TPS valora el conflicto en los puertos en función de los millones que deja de ingresar, pues se están desviando buques y cruceros hacia el puerto de San Antonio. Quiere aparecer como víctima inocente de una crisis que afecta a la economía local y de la que culpa a los trabajadores. Este punto de vista de la patronal tiene su apoyo en la prensa oficial.
Mientras la patronal acusaba de violencia radical a los huelguistas, la policía no tenía reparos en asaltar la sede del Sindicato nº 1. Allí, dirigentes sindicales y activistas sufrieron lesiones por los enfrentamientos.
La patronal TCVAL niega que los trabajadores tengan que reclamar nada y con total descaro esgrime que “sus demandas son inabordables y que van más allá de nuestras facultades, ya que se requeriría una modificación de la ley laboral”.
Todas las leyes laborales deben ser derogadas, eliminadas de una vez por todas. Sería un primer paso necesario contra la explotación y la miseria que asola el mundo del trabajo.
¡Este ejemplo de lucha en Valparaíso, ha de servir para imponer los deseos de la clase trabajadora a nivel mundial contra la ambición capitalista!