Que la monarquía no pasa por su mejor momento, no se le escapa a nadie. Que es una institución “casposa”, tampoco. Y por ello el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI, ha pasado para la mayoría de la población sin pena ni gloria, a pesar del circo montado: saludos desde el balcón de la Plaza de Oriente engalanado para la ocasión, condecoraciones a civiles, avioncitos con humo de colores, almuerzo solemne…
Sus mayores méritos son haber quitado del foco primario de atención, a su padre “el rey campechano”, de forma que no hay que sufrirlo más que de vez en cuándo en alguna regata. En 2015, retiró a su hermana la infanta Cristina el título de duquesa de Palma, que Juan Carlos había creado para ella en 1997, debido al escándalo financiero de ambos, pero fue su ex marido , el “duque empalmado” como a él mismo le gustaba denominarse, el único que pagó los platos rotos. Ahí todos “los españoles de bien”, nos dimos el gusto de ver procesada a Cristina de Borbón, la que nada sabía.
Por este asunto, Cristina de Borbón se convirtió en el primer miembro de la familia real española juzgado en un proceso. Finalmente, fue condenada al pago de una multa mientras que la sentencia para el “empalmado” en 2018 fue de cinco años y diez meses de prisión, que ha pasado tan a gustito.
Entre otras medidas, Felipe VI, viendo como las aguas no estaban mansas para la monarquía por los grandes méritos de su familia, enriquecida a costa de comisiones en grandes negocios, renunció a la herencia de su padre y decidió retirarle su asignación en 2020.
Sobre el origen opaco de su familia, se sigue mirando para otro lado, y por otra parte, renunciar a una herencia que aún no se ha recibido…¿no huele a chamusquina?
Felipe VI se emocionó mucho en su aniversario porque ve en su hija Leonor, su sucesora, una chica dócil que seguirá los pasos de su familia. No en vano brindó por su padre y por haberle transmitido “el valor de esta institución”… “Por nuestra madre y nuestro padre, por nuestros reyes, porque desde que nacimos nos han enseñado el valor de esta institución, de la Corona, su utilidad para nuestra sociedad y su propósito de servir a todos”. Le faltó especificar …¡servir a todos los Borbones!
Dijo Valle Inclán “los españoles han echado al último de los Borbones, no por rey, sino por ladrón”… después que el abuelo de Juan Carlos I, Alfonso XIII, saliera del país tras las elecciones municipales de 1931.
¡Pues se equivocó! ¡La saga continúa!