En marzo, California concedió a una importante aseguradora de salud, Blue Shield of California, un contrato de 15 millones de dólares, sin licitación, para que se hiciera cargo del esfuerzo de vacunación del estado contra el Covid-19. Los expertos en salud pública cuestionaron el hecho de poner a una compañía de seguros a cargo del programa de vacunación, que ya estaba en marcha desde hacía un par de meses. Y, efectivamente, el cambio a Blue Shield añadió otra capa de burocracia al esfuerzo y ralentizó el ritmo de las vacunaciones.
Otra empresa privada a la que recurrieron los funcionarios de California para la vacunación fue Salesforce, que creó MyTurn, el sistema de programación de vacunas en línea de California, con resultados similares. El sistema resultó inadecuado para manejar el volumen de citas. A finales de abril, sólo el 27% de las vacunas en el estado fueron reservadas por MyTurn, que ya había costado al estado 93 millones de dólares. La mayoría de los californianos, no obstante, reservaron sus citas a través de clínicas locales, centros médicos y universidades.
El gobernador Gavin Newsom ha contratado a unas 30 empresas privadas como parte de la respuesta estatal a la pandemia, concediendo a muchas de ellas contratos sin licitación. Muchas de estas empresas no tienen nada que ver con la atención sanitaria. Entre ellas se encuentran gigantes tecnológicos de Silicon Valley como Google, Facebook y Apple; el fabricante de coches eléctricos BYD; así como Amazon y Doordash.
Al mismo tiempo que otorgan contratos multimillonarios sin licitación a las grandes empresas privadas, Newsom y los demás altos funcionarios de California han matado de hambre al sistema estatal de salud pública. Tras la última recesión, por ejemplo, recortaron los presupuestos sanitarios locales entre un 30 y un 40%. Incluso en medio de la pandemia del año pasado, Newsom y sus compañeros demócratas, que controlan la legislatura de California, rechazaron una solicitud de financiación de 150 millones de dólares para apoyar a los departamentos de salud locales de California. Y una vez más este año, Newsom ha negado una solicitud de 200 millones de dólares para los servicios locales de salud pública, a pesar de un superávit presupuestario de 76.000 millones de dólares.
Los funcionarios de salud pública dicen que los fondos que Newsom negó podrían ayudar a contratar enfermeras y epidemiólogos, a reconstruir sistemas de datos anticuados y a restaurar algunos de los 11 laboratorios de salud pública que el estado perdió en los últimos 20 años, todo lo cual es esencial, y falta, en la lucha contra la pandemia actual. Pero en lugar de ello, Newsom y sus compañeros demócratas de California quieren ahorrar ese dinero para las grandes y enormemente rentables empresas tecnológicas.
Este vaciamiento del sistema de salud pública de California ha resultado catastrófico para los californianos ante la pandemia, con 3,77 millones de casos (casi uno de cada 10 californianos) y casi 63.000 muertes.
Este es el enorme precio humano que tenemos que pagar por seguir viviendo bajo este sistema capitalista, que pone el beneficio por encima de todo, incluida la vida humana.
Traducido de www.the-spark.net