El tema de las hipotecas ha levantado la indignación de muchos, y con razón. Como bien se sabe, el Tribunal Supremo emitió hace algunos días sentencia dónde ratificaba que eran los bancos los responsables de pagar el impuesto de Actos Jurídicos Documentados, el “impuesto de las hipotecas”. De esta forma se estima que 1,5 millones de personas, que ya lo han pagado, pueden reclamar su dinero indebidamente cobrado.

Parece ser que los bancos por esta sentencia deberán devolver alrededor de un 10% de sus beneficios, unos 1900 millones de euros, hecho que ha provocado en un primer momento la caída en Bolsa de los bancos.

Pues bien, el enfado de la población vino a raíz de que el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Carlos Lemes, ha intentado dar marcha atrás por presiones de la patronal bancaria, mostrando que son ellos quienes gobiernan, legislan, hacen o deshacen leyes, según sus intereses. El capitalismo ha mostrado su verdadera cara, que normalmente esconde tras las instituciones y la división de poderes.
Tras el escándalo, ahora el Tribunal Supremo se muestra cauteloso, y su presidente pide disculpas por lo que –dice- ha sido tan sólo una “mala gestión”, un malentendido que “ha provocado una desconfianza indebida en el alto tribunal” y que no recibió “ninguna llamada de ninguna entidad bancaria”. ¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?

Desde hace tiempo muchos trabajadores no se dejan engañar y han denunciado en las calles que gobiernan los mercados, el capitalismo. ¡Pero este parasitismo de los grandes capitalistas, que asfixia a la inmensa mayoría de la población, imponiendo la lógica del beneficio, es algo que se puede cambiar!