En muchos sectores de izquierda se ha vivido el mantenimiento del PSOE en Andalucía con desilusión, incluidos sectores de Podemos que habían creído las "soflamas" de victoria; algunos twiter incluso insultaban a los andaluces que habían votado a Susana Díaz tildándolos de analfabetos y sometidos a la red clientelar de los socialistas.
Pero esta reacción significa no comprender nada del por qué los sectores tradicionales de izquierda votan al PSOE. Pues no podemos explicar los más de 1.400.000 votos sólo por clientelismo de los socialistas. No hay funcionarios ni jornaleros del PER suficientes para tal cantidad de votos. Posiblemente miles de votantes socialistas, aún desencantados, los han seguido votado para parar al PP, para parar a la derecha. Incluso toda la propaganda por parte de la izquierda, exigiendo echar al PP, no ha razonado que para ello se requiere que el nuevo partido que lo sustituya tiene que ser creíble y ganar la mayoría social.
La noche de las elecciones al filo de las 11 de la noche, cuando ya se sabían los resultados electorales, una Susana Díaz exultante de alegría bajaba las escaleras de la sede elegida para las elecciones. Sus primeras palabras eran para caracterizar de "victoria histórica" el resultado y buscar la "unidad de los andaluces", y el "diálogo". Susana se había presentado como la única presidenta que había frenado los recortes de Rajoy. La única que había presentado una ley contra los desahucios recurrida por Rajoy.
Y es comprensible su alegría pues, aunque con una pérdida de 120.000 votos respecto a las anteriores elecciones autonómicas, la bajada del PP, el hundimiento de IU y el ascenso -menor de lo esperado- de Podemos, le permite ser caballo ganador con la suficiente holgura para poder maniobrar con unos y otros y mantenerse en el gobierno.
La dirección del PSOE había maniobrado echando a IU y adelantando las elecciones cogiendo a pie cambiado a Podemos, que machacaba a IU. Así Díaz ha ganado tiempo, se queda sin IU y con Podemos más Ciudadanos, con lo cual tiene más posibilidades de maniobrar con unos y otros. Y siempre tendrá al PP para pactar los temas de "Estado" para mantener el sistema.
El hecho real en la cabeza de mucha gente, es que la única alternativa al PP, creíble para frenar a la derecha, era la alternativa que se ha presentado en los medios como la opción que ha frenado los recortes en la medida de lo posible, que ha sido responsable, que ha renovado las caras, es decir, el PSOE con Susana Díaz. Su electorado descontento antes de emigrar a Podemos ha preferido votar contra el PP. Y ya sabemos que los medios han atacado a Podemos como el demonio venezolano con piel de cordero. ¿Qué nos esperábamos en el terreno electoral donde la gente, mayoritariamente, piensa que pueden cambiarse las cosas votando?
Pero a fin de cuentas Susana Díaz solo ha ganado tiempo. Nunca debemos olvidar de que el PSOE, a pesar de los matices que lo diferencian del PP, es la "izquierda" del sistema capitalista, tan manchado de corrupción como su oponente y ligado sus líderes a los capitalistas como el que más. Los tiempos que se avecinan son de crisis económica crónica, la precariedad, la situación de emergencia ante la catástrofe social de millones de personas persiste. Y la única salida es la lucha obrera y de las clases populares.
Desde nuestro punto de vista, desde un punto de vista de izquierda revolucionario, para ganar la mayoría de la opinión es necesario ganar la mayoría social de las clases trabajadoras y esto sólo es posible en la movilización, la solidaridad y la lucha obrera. Si los trabajadores y las clases populares no toman las calles, las maniobras de Susana Díaz y los pactos harán una vez más engordar al PSOE en el gobierno, si no hay una desmoralización y desengaño que presagie tiempos aún peores para el pueblo trabajador.