Justo antes de aparecer en los Comunes para decir “lo siento” el lunes, Johnson visitó los muelles de Tilbury para inaugurar “Tilbury2”, una ampliación del muelle en esa localidad. En medio del ruido y las recriminaciones por el “partygate” (los escándalos de las fiestas celebradas en Downing Street en plena pandemia), pocos se dieron cuenta, aunque Johnson se encargó de mencionarlo. Dijo que se estaba dedicando a “cumplir” la agenda de su gobierno, mientras todos los demás se centraban en sus mentiras y sus fiestas…
Tilbury2 es el primer gran Freeport y la principal nueva infraestructura fronteriza, “ayudando a capitalizar el Brexit”, presumió Johnson esa misma mañana. Estas zonas especiales de puerto franco ofrecen a las empresas un viaje libre de gastos, aranceles e impuestos, para almacenar mercancías de importación y exportación, o para ofrecer lograr un valor añadido de gasto mínimo con la máxima ganancia. ¿Pero, y para los trabajadores?
Sentado al volante de una carretilla elevadora, Johnson se jactó de que toda la legislación de la UE incorporada al derecho británico va a ser sustituida en este sentido. Nada va a quedar intacto y, además, habrá una mayor “desregulación”, de lo poco que queda de protección de los trabajadores contra la superexplotación.
Como si las condiciones de trabajo de los actuales contratos de agencia, que han creado una enorme clase de “trabajadores pobres”, no fueran suficientemente malas. Sin embargo, hoy en día son la única vía de acceso a un empleo para la mayoría de los jóvenes trabajadores. Eso, o un “aprendizaje” (algo que Johnson afirma que se ofrecerá en estas nuevas zonas de explotación) – con un “salario” de hambre.
También repitió que las cotizaciones a la Seguridad Social seguirán subiendo. Así que, junto con las facturas de energía y la inflación de los precios, el coste de la vida se está disparando. Y ahora hay una nueva ola de recortes de puestos de trabajo: el martes se anunciaron 1.600 en Tesco. En cuanto al “beneficio” del Brexit, ¿quién habla del éxodo en parte relacionado con el Brexit de Ford, cerca de Tilbury, excepto los trabajadores directamente afectados por esto?
Así que sí, para la clase trabajadora y los pobres de este país la verdadera cuestión no es si los primeros ministros mienten o no. Por supuesto que lo hacen. El laborista “Bliar” (mezcla de Blair con liar, mentiroso en inglés) siguió en el cargo durante otros 4 años después de la guerra de Irak.
Tampoco se trata de si los políticos “deshonran” a un parlamento que reproduce el sistema de clases, o “socavan” una “democracia” diseñada precisamente para mantener a los capitalistas y su personal en el poder.
Independientemente de lo que revelen las investigaciones finales de Sue Gray y de la policía metropolitana, la clase obrera no va a aprender nada que no supiera ya. ¿Por qué habrían de hacerse ilusiones los trabajadores con instituciones que operan en contra de sus intereses – y de hecho, en contra de los intereses de la sociedad en su conjunto?
Quienquiera o lo que sea que sustituya a Johnson -si es que es destituido- este sistema continuará, ya sea bajo un nuevo PM tory o, eventualmente, tal vez incluso uno laborista. Hasta que, como clase, los trabajadores lo echen colectivamente. Para eso tenemos que prepararnos.
Traducido de Workers’ Fight.org