Miles de trabajadores han sido despedidos de la red social Twitter. Su nuevo dueño, Elon Musk aplica duros ajustes ante la bajada de los ingresos. Los trabajadores pagan las consecuencias de los planes del empresario por mantener sus beneficios.
El empresario multimillonario de origen sud-africano Elon Musk, cofundador del medio de pago PayPal, además de propietario de la fábrica de vehículos eléctricos Tesla y de la empresa aeroespacial Space X, se hizo el mes pasado con la red social Twitter por 44 mil millones de dólares.
Tras la compra Twitter, Musk advirtió a toda la plantilla que había que sacrificarse por la empresa y realizar cambios para garantizar su futuro. La misiva enviada a sus casi 7.500 trabajador@s indicaba que tenían un plazo para decidir su compromiso con un trabajo “extremadamente duro” o abandonaban la empresa. Tras el aviso muchos trabajadores se marcharon voluntariamente. Éstos recibieron una indemnización por tres meses. Pocos días después también han sido despedidos inclusive aquellos trabajadores que mostraron su compromiso de trabajar más horas, incluyendo noches y fines de semana. Además, mientras que los primeros fueron compensados con el salario de 3 meses por despido, los “nuevos” despedidos han recibido el salario correspondiente a 4 semanas por toda compensación.
La destrucción de puestos de trabajos llevada a cabo por Musk afecta a todas las secciones de la empresa a nivel mundial. Desde ejecutivos a ingenieros, pasando por trabajadores de subcontratas, muchos trabajador@s con años de experiencia, casi la mitad de su plantilla a nivel mundial se ha marchado voluntariamente o ha sido despedida.
Las subcontratas y los inmigrantes se llevan la peor parte
También han sido despedidos trabajador@s de subcontratas. Estos pueden oscilar según algunas fuentes entre 4.400 y 5.500 subcontratados tanto en EE.UU. como en el extranjero, afectando a las áreas de moderación de contenido o marketing. Estos no se encontraron una carta de despido ni en sus mesas ni en sus emails, perdieron el acceso al email corporativo o incluso se encontraban que sus datos desaparecían del sistema y sus puestos se apagaron. Tal cantidad de despidos en esta área provocó un verdadero caos en el sistema de verificación de Twitter, del área de moderación de contenido, tanto es así que algunos trabajador@s volvieron a ser contratados con urgencia. Al momento que se redacta esta noticia no hay prueba alguna que estos trabajadores hayan sido indemnizados tras los despidos.
Y no solo es el despido en sí, con la salida de la empresa se desvanece el seguro médico de estos trabajadores subcontratados, consecuencia del desastroso sistema sanitario implantado en EE.UU. Much@s de los trabajadores que decidieron quedarse en un ambiente hostil, cuando se les preguntó por su compromiso de trabajar mucho y muchas horas, seguramente lo hicieron porque no tenían otra opción. Unos trescientos de ellos, puede que más, trabajan con el visado H1B. Es decir, que si se quedan sin este trabajo pueden ser expulsados del país.
La H-1B es una visa creada en EE. UU. con la Ley de Inmigración y Nacionalidad que permite a las empresas estadounidenses emplear temporalmente a trabajadores extranjeros en ocupaciones especializadas. Ahora se encuentran en una situación precaria, ya que sólo disponen de 60 días tras perder el empleo para encontrar un nuevo empleador que renueve su visado.
Musk: El dinero por encima todo
Musk procede de una familia burguesa británica que emigró a Sudáfrica a principios y mediados del siglo XX, en plena época del colonialismo y del apartheid. Su padre nació en Pretoria, fue ingeniero y promotor inmobiliario, ganó una fortuna invirtiendo en una mina de diamantes Zambia.
El megalómano, extravagante y caprichoso Musk a partes iguales, gusta desahogar su ego exhibiéndose en un show propio en la Tv londinense, donde familiares y amigos ensalzan su trayectoria vital o como logró su fortuna gracias al trabajo y al esfuerzo constantes. “Mis padres nunca me dieron nada”, ha llegado a decir en más de una ocasión.
Según Musk el mundo sería mejor si todos los niños salieran tan inteligentes como él mismo. Para él y todo aquél que ve en sus payasadas a alguien a quien hay que emular puede ser así, pero no pasará de ser un explotador capitalista, que durante toda su “carrera” ha demostrado ser, como otros muchos, un parásito innecesario para la sociedad, que vive a costa de la explotación del trabajo ajeno.