El día 14 de Agosto, estallaron y se incendiaron 7 tanques de gasolina y gasoil de la refinería que Repsol-Ypf tiene en la ciudad de Puertollano en la provincia de Ciudad Real. En la refinería se almacenan el gas butano en bombonas para uso doméstico, con lo que la catástrofe hubiera podido ser aún mayor. Seis obreros mueren en el acto y cuatro heridos de los que ha muerto 2 más a consecuencias de las quemaduras. La explosión y el incendio crearon la alarma en el pueblo que ve el peligro para sus vidas la existencia de esta refinería, que se convierte en una bomba en potencia, con la posibilidad de arrasar sus alrededores.
Por si fuera poco la ola de calor que se ha sufrido este verano, esta catástrofe se ha venido a sumar al problema, creando entre la población de Puertollano y su comarca una sensación de indefensión ante este tipo de situaciones. Con las terribles consecuencias de las muertes de los obreros se ha puesto de relieve el abandono del estado del sistema sanitario. Lo ocurrido en Puertollano ha sido algo más que un accidente, ha sido un acto criminal de una multinacional millonaria que ahorra en costes para aumentar sus beneficios a expensas de la explotación de los obreros y de su seguridad, poniendo en peligro la vida de miles de personas. Repsol-Ypf es una multinacional petrolera con millones de beneficios e intereses en todo el mundo y que recientemente ha recibido su cuota de petróleo iraquí. La refinería de Puertollano tiene 950 obreros de plantilla fija y cerca de 1000 contratados en precario, variando este número por temporadas y carga de trabajo según el interés de la empresa. Esta contrataciones se hacen a través de las subcontratas que eventualmente realizan multitud de trabajos que la empresa necesita en condiciones penosas de seguridad y laborales. Son unas 60 empresas subcontratadas que hacen buena parte de las tareas de mantenimiento y seguridad. Después existen unos 1500 trabajadores auxiliares que realizan tareas de transporte, montaje, construcción etc.
La causa verdadera de las muertes es la irresponsabilidad criminal de Repsol
"Oficialmente" todavía no se saben las causas exactas de la explosión y posterior incendio de los tanques, pues la gasolina y el gasoil se incendian pero no estallan y debieron ser los gases que por alguna razón explosionaron. Ahora se espera el juicio donde los trabajadores a través de sus organizaciones se personarán como acusación popular. La empresa dice cínicamente que posiblemente fallaran las dobles válvulas de seguridad que están instaladas cumpliendo la normativa. Pero los bomberos que apagaron el fuego declararon que las medidas de seguridad estaban viejas y obsoletas.
Las deficiencias en seguridad es algo que se sabe desde hace mucho tiempo y que ni el gobierno central y autonómico han tomado medidas contra la empresa que no invierte en sus instalaciones desde hace años, manteniendo y aumentando los miles de millones de beneficio. No es casualidad la muerte de estos compañeros. Esta refinería es conocida por su grandes siniestros. Es el complejo petroquímico con más accidentes mortales de toda Europa. En los últimos diez años han muerto 19 obreros en accidentes laborales en esta refinería y otros muchos se encuentran con daños irreparables a su salud. Más del 80% de todos los accidentes laborales graves registrados en las plantas petroquímicas de nuestro país lo tiene esta empresa que se convierte en una verdadera tumba para sus trabajadores.
Tampoco es casualidad que los 8 muertos de estos días sean subcontratados por la empresa. La necesidad obliga y el trabajo escasea y hay que aguantarse con lo que sea. Un trabajador indignado explicaba así las condiciones en que trabaja: "Vas con miedo porque vas entre tuberías viejas, algunas podridas y con fugas. De vez en cuando una chispa, salta fuego, vienen los bomberos a apagarlo y al día siguiente dicen que no se puede trabajar pero después vuelven a dejarte trabajar. Está todo hecho un desastre, todo viejo".
La rabia de los trabajadores se convierte en movilización
La muerte de estos compañeros ha colmado el vaso de la paciencia de estos compañeros de las subcontratas que indignados no esperaron a que las centrales sindicales, UGT y CCOO de la refinería dirigieran la protesta. Estos trabajadores han mostrado su ira también contra estos sindicatos por no hacer nada durante años, que hubiera impedido la muerte de estos compañeros. En un acto convocado el lunes 18 por CCOO y UGT fueron abucheados, zarandeados y expulsados los dirigentes José María Fidalgo y Cándido Méndez. Para dar más la razón a los trabajadores de esta actitud contra estos dirigentes, Cándido Méndez había enfurecido a los reunidos cuando dijo que los sistemas de seguridad no habían fallado, sabiendo todo el mundo como son las condiciones de trabajo y de seguridad de la empresa.
Esta rabia obrera se tradujo en una movilización y huelga durante los días 18,19 y 20. Marcharon en manifestación los trabajadores desde la empresa al pueblo siendo apoyados por los vecinos que salieron a su encuentro integrándose en la manifestación. La indignación ha sido tal contra la empresa y los sindicatos, que se creó una plataforma con reivindicaciones y con dos representantes elegidos por los trabajadores de cada subcontrata, exigiendo unas medidas que consideran innegociables para poder trabajar con unas condiciones mínimas de seguridad. Entre estas reivindicaciones se encuentran la instalación de detectores en todas las plantas, una clínica con medios y médico que no existe ahora en la propia empresa y una unidad de quemados e intoxicados en el pueblo.
El día 22 de agosto se llegó a un acuerdo entre los representantes de los trabajadores de las subcontratas, de los sindicatos CCOO y UGT con las patronales ante la Consejería de Industria y Trabajo de la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha. Con este acuerdo que se refrendó el 22 de septiembre se constituía un Comité de Seguridad de Salud Intercontratas que se reunirá una vez al mes como mínimo y que tendrá acceso a los documentos, la vigilancia de seguridad y a la entrada para inspeccionar la empresa. Repsol se ha comprometido a comprar inmediatamente los detectores fijos y portátiles, y analizadores necesarios en un número que abarca de 10 a 20. También comprará inmediatamente de material contra incendios y reorganizará la unidad médica en la empresa y de bomberos. Además Repsol se compromete a que las subcontratas en el pliego de condiciones de su contratación incluyan la seguridad necesaria y el equipamiento de los trabajadores y serán equipados con detectores portátiles cada trabajador que trabaje en la áreas peligrosas.
Las muertes de puertollano no son una excepción
Estas muertes han vuelto a poner de manifiesto la política criminal de la patronal y del gobierno que no hacen nada contra los accidentes laborales. España es el país europeo con el mayor índice de muertes en accidentes laborales. En 1994 las muertes en los tajos y empresas fue de 1026 obreros muertos y no han bajado de los 1000 anuales en todos estos años. Hasta el mes de abril de este año habían muerto 300 obreros. Tanto el gobierno como la patronal se dedican a hablar sobre seguridad en el trabajo, a dictar leyes de seguridad que no sirven para nada y dar dinero para cursos a sindicatos y empresarios. Esta política no hace más que ocultar la verdadera realidad que causas los accidentes mortales. Esta causa es la explotación del trabajo por la precariedad. El 22% de la clase trabajadora está en precario y si le sumamos el porcentaje de paro tendremos que un tercio de los trabajadores se encuentran en una situación de debilidad que beneficia a los empresarios.
Millones de trabajadores se ven sometido al chantaje de tener que aceptar para trabajar en condiciones inseguras por las instalaciones, los turnos y horarios que hacen que el trabajo se convierta en una guerra donde morir es la consecuencia. ¡Y después dicen que la lucha de clases ha desaparecido!
¿Y todo esto porqué? Porque hay que mantener los beneficios millonarios de la gran patronal bajando los salarios con contratos basuras y no invirtiendo en seguridad. Tanto en Repsol como en las grandes empresas, como el caso ahora en Telefónica, reducen plantilla prejubilando y despidiendo a miles de personas que por su condición de plantilla fija habían conseguido unas condiciones de trabajo y salariales dignas. Estos despidos se hacen con vistas a poder después contratar a trabajadores a través de subcontratas o con contratos directos en precario. Así se pueden despedir cuando se quiere, se le paga menos y aceptan condiciones inseguras de trabajo.
Al final negocio seguro y al alza de las empresas con la sangre de miles de trabajadores. Y si la ira de los trabajadores se ha
dirigido también contra los dirigentes sindicales es porque su política de negociación y sumisión al capital está aceptando estos despidos y planes de regulación y recorte de plantillas. Después no hacen nada para ayudar a los trabajadores de las subcontratas que se ven discriminados con respecto a los fijos realizando las mismas tareas en muchos casos. Estos trabajadores se encuentran debilitados y sin poder luchar contra sus patrones, con lo cual la reacción contra las injusticias es cada vez más difícil. Los sindicatos mayoritarios se convierten, entonces, en representantes de las plantillas fijas y de los sectores más privilegiados de la clase obrera que los mantienen.
Esta lucha de los trabajadores de las subcontratas de Repsol ha tenido un apoyo masivo de la comarca. La rabia ha conseguido que la empresa se siente a negociar las reivindicaciones en una comisión que se encargó de desarrollar la seguridad en la planta.
Han tenido que morir 8 obreros y realizar movilizaciones y paros para que la empresa emprenda las inversiones necesarias que mantengan una mínima seguridad laboral. La empresa y todas las empresas que hacen beneficios a costa de la muerte de trabajadores deben pagar y no sólo monetariamente, también penalmente y exigiendo responsabilidades a los políticos de turno, este terrorismo. Será la única manera de frenar los accidentes laborales. El ejemplo de lucha masiva y organización democrática y directa de estos compañeros es un modelo a seguir para parar los despidos que propician la precariedad y el paro y para detener de una vez por todas el verdadero terrorismo patronal que suponen los accidentes laborales.
Al día de hoy- 14 de octubre de 2003- los trabajdores de las subcontartas de Repsol llevan 9 días en huelga para exigir que la empresa realice los planes de seguridad requeridos y aumente los salarios.