Los desahucios ejecutados el pasado 2014, han aumentado un 9,3%. 119.442 embargos han sido por impago de hipoteca.
Desde el inicio de la crisis los bancos propietarios de los inmuebles han aprovechado el poder que les da el sistema capitalista para poder hacer lo que les plazca; echar, derribar, revender..., sin que los desahuciados puedan obtener en este aspecto garantía alguna de las instituciones públicas; ni siquiera la dación en pago satisface las exigencias de la banca.
Al aumento de la pobreza y desigualdad, que comienza con la pérdida de puestos de trabajo, le sigue un creciente número de desahucios. A fin de cuenta bancos y grandes empresas harán caja, unos revendiendo viviendas, otros pagando a la baja los puestos de trabajo.
Ha habido muchas luchas contra los desahucios y estas han tenido cierta repercusión mediática. Han nacido plataformas, la unión de la gente ha impedido desahucios y ocupado viviendas vacías, se ha tratado de recuperar como fuera un lugar para vivir.
Sin embargo la causa primera siempre está en la falta de trabajo. Las deslocalizaciones, los EREs, los cierres de empresas, acaban mandando a la gente a la calle directamente, al negarles el único medio de sustento que tenemos los trabajadores, empleo y salario dignos, a cambio de nuestra fuerza de trabajo. Todo vale ya sean banqueros o grandes empresas, arropados por el gobierno y sus leyes. Y no se detendrán por muy injustos que sean los dramas.
No solo eso, las diversas luchas en pro de la vivienda, la dación en pago o alquileres económicos han topado siempre con la negativa de la banca. Muchos pensaban que si los jueces se hacían eco de las injusticias terminarían por estar del lado de la gente. Esto está claro que no ha sido así y sólo las luchas del conjunto de la clase trabajadora, oponiéndose a estas prácticas, pueden impedir que sigan.
Si existe un sistema que expropia a la población lo que posee para vivir, es el sistema capitalista que se queda con el esfuerzo y trabajo de la gente, vive de explotarnos y cuando ya no les somos útiles nos arrebatan los empleos. Por ello las luchas contra el paro, los ERE's, cierres de empresa, los desahucios, desalojos... todas ellas deben confluir en una única lucha en contra del sistema capitalista. Contra un sistema donde unos pocos privilegiados viven a costa del robo a la mayoría trabajadora.
Es el momento de imponer un sistema donde los medios de producción estén en manos de la clase trabajadora, y entre todos planifiquemos la economía en función de las necesidades de la población. Sólo así desaparecerá esa clase parasitaria que vive a costa de todos nosotros, la clase trabajadora.