La respuesta de Irán al ataque a su consulado en Damasco fue calibrada y controlada, muchos dicen que mesurada; sea como sea, una respuesta con riesgo de incendiar el polvorín en que se ha convertido la zona. La responsabilidad inmediata recae en Netanyahu, sus ministros y sus generales, pues sabían que Irán respondería.
Este ataque también le ha servido a Israel para presentarse como víctima en un momento en que las protestas contra el genocidio del pueblo palestino crecen. Netanyahu reactivó a sabiendas la amenaza iraní y Biden apoyó a Netanyahu sin demora y sin moderación. Son ya casi 35.000 las personas muertas en Gaza por la guerra lanzada por Israel el pasado 7 de octubre y a la Casa Blanca no parece que le importe mucho que esa cifra se dispare con el asalto a Rafah, el último reducto donde resiste Hamás.
En Rafah, junto a la frontera con Egipto, se agolpa casi un millón y medio de civiles, la gran mayoría desplazados de otras partes de Gaza huyendo del avance y destrucción de sus hogares por el ejército israelí. Más allá de Rafah solo está Egipto, que no está dispuesto a admitir un éxodo palestino en su territorio. Estados Unidos necesita al ejército israelí para mantener el orden imperialista en esta región que ellos mismos han hecho convulsa. El mes pasado, el Congreso estadounidense aprobó una multimillonaria ayuda propuesta por la Administración del presidente Joe Biden que permitirá a Netanyahu completar lo que ha prometido: una victoria total en la guerra sin importar las víctimas civiles. El monto de ese paquete de ayuda destinado a Israel asciende a 26.400 millones de dólares.
Las políticas de los sucesivos dirigentes israelíes han puesto a su pueblo en la situación de un pueblo asediado que cree que no tiene más remedio que ir a la guerra. Pero ni el llamado campo de las “democracias” ni el que presentan como el “eje del mal”, Irán y sus aliados, representan los intereses de los trabajadores, ni de una, ni de otra parte.
Esperemos que desde aquí y desde allí cada vez más voces se alcen contra el genocidio del pueblo palestino; en EEUU, en Francia… los universitarios también están mostrando su rechazo. Se dice que estas protestas de los jóvenes estudiantes en EEUU son las mayores desde las ocurridas en 2020 contra el racismo.
A pesar de la represión que ya sufren -hay más de 1000 detenidos-, las protestas crecen, pero no solo contra Biden y el partido demócrata, también es muy crítica con el conservadurismo republicano que apoya sin fisuras a Israel y contra los lobbies judíos muy presentes en la vida política y económica de Estados Unidos. ¡Que cunda el ejemplo!