Se podría decir que son aquellas ciencias que estudian las sociedades y todo lo que con ellas tiene que ver, analizándolas a todos los niveles, externa e internamente, y en sus múltiples interrelaciones existentes. Muchas disciplinas tenemos hoy día que se encargan de esto: Historia, Sociología, Antropologia, Geografía, etc.
La base de las Ciencias Sociales que tenemos hoy y que se empiezan a estudiar desde el colegio surgen fundamentalmente en el siglo XIX. Este siglo llamado “el siglo de las revoluciones”, fue testigo de una explosión de conocimiento y de transformaciones sociales, gracias a múltiples revoluciones como la revolución industrial (desarrollo y extensión de la industria moderna con maquinaria), de los transportes y comunicaciones (tren, telégrafo, barco a vapor…), científica (con increíbles hallazgos en biología, física, geografía, astronomía, etc.), demográfica (desarrollo enorme de la población mundial, especialmente en Europa), tecnológica (invenciones constantes en todos las áreas), y como no, política, con un siglo plagado de revoluciones y contrarrevoluciones.
Es en este contexto en el que se sientan las bases de la Ciencia Social, y sus grandes artífices no son otros que Karl Marx y Friederich Engels, que bebiendo de autores anteriores y contemporáneos esbozan y desarrollan una nueva teoría para comprender las sociedades. A través de lo que se ha dado en llamar el “materialismo dialéctico”, que venía a decir que la Realidad es materia, y que está en constante movimiento e interrelacionada; y siendo esto así, todo lo que existe en la Realidad puede ser estudiado y puede ser por tanto objeto de análisis científico. No se trata del deseo de Dios, del Demonio, o de la Virgen lo que acontece en la Realidad, pues sólo existe lo que es material, y por tanto, todo es explicable. Y si se puede explicar y conocer, se puede transformar.
Este pensamiento fue aplicado por estos 2 autores al análisis de las sociedades, especialmente a la de la Europa occidental en la que vivían, pero no solo. Y de ahí surge el llamado “materialismo histórico”, que es el método por el que tratan de explicar el por qué sus sociedades son como son, analizando de dónde vienen y hacia dónde van. Dicho método de análisis plantea algo además muy revolucionario para el momento, que es que las sociedades han sido y, son como son, en gran medida, en función de la forma de producir sus bienes materiales necesarios para vivir y la forma de intercambiarlos, es decir, desde cómo conseguían alimentarse, a vestirse, cobijarse, etc. Pues ninguna sociedad vive sin bienes materiales básicos.
Según los bienes que se produzcan y la forma de obtenerlos (los llamados medios de producción), así será la sociedad, pues tanto lo que se produce como la forma en que se produce, nos moldea como sociedad y como personas. Para entendernos, cuando sólo existía la lanza y los humanos en pequeños grupos cazaban animales para comer carne y sobrevivir, eso generaba un tipo de sociedad con unas características determinadas, personas con atributos físicos relacionados y preparados para la caza, fuertes, rápidos, con gran olfato y vista, etc., y con un sentido social muy comunitario y una gran solidaridad entre ellos, pues se necesitaban unos a otros para la caza y para sobrevivir.
Hoy que disponemos de todo tipo de industrias y conocimientos, alguien puede ser científico y dedicarse a determinados estudios sin preocuparse por qué comerá en el día, pues la sociedad que tenemos y su división del trabajo es capaz de tener grandes almacenes para todo tipo de productos para el consumo. Ya no necesitamos en general ser fuertes, rápidos y de olfato agudo.
Al analizar bajo este método su sociedad, Marx y Engels descubrieron y llegaron a la conclusión de que la sociedad humana había ido atravesando distintas etapas en función de sus medios de producción. Existieron unas primeras sociedades cazadoras recolectoras, que por su forma de organizarse (como podían verse aún en determinados rincones del planeta) eran sociedades que se podían definir como comunistas. Un comunismo Primitivo.
Con el tiempo y el surgimiento de la agricultura, la ganadería y el comercio, estas sociedades humanas pasaron de ser nómadas (tras los animales para cazar), a ser sociedades sedentarias, creando las primeras aldeas y ciudades. Desde ese momento la Humanidad se fue volviendo más compleja, y fue dando lugar a diversas formas de organización, más o menos determinadas por sus medios de producción. Sería largo explicar las fases de dicha evolución, fases por otro lado, que no se han dado igual en otros lugares del mundo, aunque sí con muchas similitudes. Pero para entender un poco el alcance de los planteamientos de estos dos autores, las ideas de que hubo una época antigua generalmente esclavista, un posterior período feudal, y más tarde la sociedad capitalista en la que vivimos hoy, se la debemos en gran medida a ellos.
Pero ellos no eran simplemente intelectuales, sino que sensibles a la miseria que veían a su alrededor pese al gran desarrollo tecnológico y pese a toda la riqueza que creaba la sociedad, decidieron dedicar su vida a luchar contra tanta injusticia, y orientaron su vida y sus estudios a estudiar y transformar la sociedad para acabar con los males que la azotaban. Utilizaron sus conocimientos y la ciencia que fueron creando como palanca para cambiar el mundo, y alcanzar un ideal. Pero a diferencia de otras épocas y autores, su ideal no era ya una cuestión de voluntad de las personas, de “buenísmo” o de utopía voluntariosa dependiente de la gente, sino una cuestión científica, una “necesidad histórica”.
En su análisis científico, las fuerzas motrices de la sociedad desde que con el paso del tiempo habían aparecido las clases sociales (cosa que no existió en la mayor parte de la existencia de la Humanidad), eran básicamente 2 elementos: el desarrollo de los Medios de Producción y la Lucha de Clases. Ambos elementos eran los fundamentales para entender cómo habían ido evolucionando las sociedades desde que empiezan a surgir las primeras sociedades esclavistas.
En sus estudios llegaron al entendimiento de comprender el funcionamiento del sistema que les había tocado vivir, el Capitalismo; ése sistema que pese a generar una riqueza social enorme y poder desarrollar como nunca antes progresos increíbles para la Humanidad, sin embargo, era incapaz de hacerlo para toda la población, estando la gran mayoría viviendo en la miseria e incluso mucho peor que en épocas anteriores. Un sistema además que entraba en periódicas crisis que extendían el hambre y la pobreza entre los trabajadores, que paraba como mágicamente las máquinas y las fábricas, y que acababa siempre generando inevitables guerras cada vez más monstruosas.
Al analizarlo y comprenderlo, encontraron las contradicciones básicas del sistema, el por qué de los fenómenos de crisis y guerras, y de la miseria, y vislumbraron que el sistema llevaba a dos posibles salidas: A la Revolución y la Sociedad Socialista como forma superior de organización de la Humanidad y de superación de las contradicciones del Capitalismo; o a la Barbarie, y a un retroceso difícilmente imaginable de la civilización y sus logros. Es por ello, que su vinculación a la lucha por el Socialismo era para ellos más que un acto de voluntad individual, era una “necesidad histórica” de la sociedad humana, para no acabar en la barbarie.
Pero ¿Cómo caminar hacia esa sociedad superior, socialista o comunista? ¿Cómo evitar la catástrofe?
Para ellos estaba claro, que por su papel en los Medios de Producción, por su número y concentración en las ciudades, y por ser los que más y antes sufrían los desmanes del Capitalismo, que la palanca para cambiarlo todo era el Proletariado, la clase trabajadora. Al igual que la palanca que sirvió para acabar con el Feudalismo fue la Burguesía (capitalistas), en una lucha que duró siglos, la palanca que acabaría con el Capitalismo sería el proletariado, la clase trabajadora.
A esta clase dedicaron su vida, no sólo dándoles el conocimiento para la lucha, sino también participando en su organización y en las luchas que en su época libraron.
Después de más de 170 años de su labor, el mundo parece una vez más acercarse al abismo de la barbarie y la autodestrucción, ya sea en una última y nuclear guerra mundial, o por el propio cambio climático y sus consecuencias, que amenazan a la Humanidad y al resto de la vida con una nueva gran extinción. ¿Seremos capaces de enderezar el rumbo, y con la ciencia de forma consciente dirigirnos a un nuevo tipo de sociedad más evolucionado y superior, tal y como soñaron Marx y Engels y tantos millones que lucharon por ello?