En agosto pasado el gobierno aprobó poner un impuesto a la banca que se empezaría a pagar en enero de este año y hasta final de 2024. Este nuevo impuesto se presentaba junto con otro a las empresas eléctricas después de que la economía se haya resentido, sobre todo con la invasión rusa de Ucrania y las altas tasas de inflación, con el fin de ayudar a la recuperación de la economía. Ni que decir tiene que la banca llevó el grito al cielo.
El gobierno pretende recaudar 1.500 millones de euros al año, hasta 2024.
Para calmar los ánimos el Gobierno esgrime que la banca está exenta de IVA en la mayor parte de su actividad y sus transacciones carecen de fiscalidad. Nadia Calviño, por su parte, comentó que la subida de tipos de interés de los bancos centrales tendrá un impacto positivo en los balances de los bancos y serán capaces de mejorar sus resultados empresariales. Más o menos el Gobierno viene a decir que la banca apenas notará el impuesto por las mejores facilidades fiscales y por la subida de tipos para todas las operaciones en curso. ¡Menudo paripé para engañar a la población!
La cuantía del impuesto afecta a tres parámetros escogidos por el Gobierno: ingresos de la banca por márgenes, intereses y comisiones bancarias. El impuesto solo afectará a los bancos que ingresen más de 800 millones de euros en intereses y comisiones. Otros beneficios por otros conceptos están exentos de este impuesto y se lo llevan calentito los bancos.
Este límite lo superan las grandes entidades como el Santander, el BBVA, CaixaBank, Sabadell y Bankinter, junto a algunos otros bancos (Ibercaja, Unicaja, Kutxabank o Cajamar).
También estos días los principales bancos españoles han presentado sus cuentas del ejercicio 2022. La mayoría ha superado los beneficios del año anterior. En conjunto la gran banca gana 20.000 millones, un 23% más. Ahí tenemos al Banco Santander presidido por Ana Botín que ha presentado unas ganancias récord. En 2022 obtuvo 9.605 millones de euros. Le siguen BBVA con ganancias en 2022 de 6.420 millones de euros y el resto de bancos que figuran en el cuadro adjunto.
A pesar de estas ganancias fabulosas la banca se resiste a ceder lo más mínimo. Bankinter ya ha avanzado que recurrirá ante los tribunales este impuesto. “Estamos analizando desde el punto de vista jurídico si tiene sentido o no una impugnación del impuesto”, ha asegurado José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank. La polémica está servida con un gobierno incapaz de meter en cintura a la banca.
Estos días la banca ha ido publicando excusas a cual más increible. En todas argumenta que no está en su mejor momento, añade que realiza duros esfuerzos contra el difícil panorama al que se enfrentan. Son varios los factores que dicen los bancos que afectan al negocio bancario: “La rentabilidad es insuficiente para atraer al inversor como así reflejan las cotizaciones en bolsa”, vienen recitando.
Además, dice que “los márgenes se encuentran presionados por los bajos tipos de interés, las comisiones por la retención de clientes, los costes por las necesidades imperiosas de restructuración de la red de distribución y el capital por el entorno regulatorio.” Y por último, cita “el aumento del coste de crédito augura las peores expectativas económicas”. Vamos, es para echarse a llorar.
Por un lado, la banca recoge ganancias millonarias cada año de los intereses por préstamos e hipotecas. Hay que tener en cuenta que la mayoría, si no todas las transacciones financieras pasan por los bancos, que poseen el control de todos los pagos que se operan diariamente para el funcionamiento de la economía.
Sobre todo, la banca recoge las ganancias resultantes de operar en los mercados financieros con miles de millones de dinero al año de las cuentas de sus clientes. Clientes que hace mucho que dejaron de obtener rendimientos de las llamadas “cuentas de ahorros”. Sin olvidar que el rescate bancario que el gobierno aprobó en 2012 costó a la población 58.000 millones y hasta la fecha la banca sólo ha devuelto 6.000 millones.
La única manera de arreglar la economía es expropiar a los bancos, a los grandes propietarios para que todos esos recursos los emplee la población trabajadora en su propio beneficio, para mejorar la sociedad. Los banqueros solo ven dinero, la clase trabajadora ve un futuro mejor y el capitalismo es el obstáculo. ¡Destruyámoslo!