La derecha en Madrid prefiere el callejero franquista

Drucken
Septiembre de 2021

Una gran parte de la derecha y sobre todo la ultraderecha siguen añorando el período franquista y aún piensan que sus ideas y sus actos tienen razón de ser, así continúan situándolas por encima de todo. Incluso de las leyes que, nos dicen, todos tenemos el deber de cumplir.

La Ley de Memoria Histórica (LMH) en España (posteriormente Ley de la Memoria Democrática ‘LMD’) obligaba a eliminar los símbolos franquistas de los espacios públicos, nombres de calles, plazas, ayuntamientos, etc..

Ante estas normas muchos alcaldes han sido reacios a retirar estos símbolos franquistas de sus calles. Por ejemplo, en Vigo, en Lleida, Estepona, Ceuta o en Ardisa (Zaragoza). Son lugares donde las instituciones públicas se han resistido a la retirada de cualquier símbolo franquista.

Pero sin duda, los casos con más repercusión se han dado en Madrid, feudo de la derecha y la ultraderecha por años. Y también porque, después de ser finalmente retirados, el propio alcalde actual se ha encargado de devolver esos mismos símbolos de la barbarie franquista al lugar del que fueron quitados.

No es fácil olvidar el episodio vandálico en el interior del cementerio de la Almudena. El Ayto. de Madrid, gobernado por Martínez Almeida (PP), decidió retirar el nombre de los más de 3.000 represaliados por Franco. A su vez, fueron destruidos los versos del poeta Miguel Hernández dejando el lugar reducido a escombros.

Ahora el Ayto. de Madrid vuelve a hacer lo mismo, ha llevado a cabo el cambio de nombre de una calle de Madrid yendo en contra de la LMD. Ha retirado de una calle a Justa Freire, una maestra represaliada por el franquismo para, en su lugar, poner al golpista Millán Astray.

Al parecer, todo ha surgido a partir una demanda en el TSJ de Madrid por parte de un grupo de legionarios que han decidido honrar las filas del dictador recordando a sus genocidas y asesinos.

El Ayto. de Madrid ni siquiera ha dudado, tampoco ha dado explicaciones o ¿por qué no…? también podía haberse negado ante la barbaridad que supone enaltecer los crímenes franquistas y que, con este acto, unos militares y el propio Almeida vuelven a reivindicar.

Hay que seguir rechazando este tipo de actuaciones y denunciar lo que supuso el franquismo, llevando a cabo actos contra todos los trabajadores y trabajadoras, que tras la guerra civil vieron desaparecer a sus seres queridos y que sufrieron un cambio brutal en sus condiciones vida y de trabajo.