En repetidas ocasiones últimamente los pensionistas –la marea gris- han tomado las calles por toda la geografía española; las manifestaciones del pasado 1 de marzo fueron grandiosas y la de este sábado 17 marzo no lo ha sido menos. Los mayores, los pensionistas, como todos los trabajadores, vienen sufriendo recortes y más recortes desde años, a pesar de que a muchos sus pensiones -tan mínimas- apenas les permiten vivir.
Debido al aumento anual del 0,25% decretado por el gobierno, los pensionistas vienen perdiendo poder adquisitivo a pasos agigantados, mientras los precios aumentan cada año. Después de años de trabajo no pueden disfrutar de un merecido descanso: además muchos mayores son el sustento de su familia, de hijos sin ingresos. En estas condiciones, el gobierno sigue queriendo aumentar aún más la edad de jubilación y defendiendo los seguros privados de pensiones. ¡Aún quieren exprimirlos más!
Los pensionistas ya están “cantándole las cuarenta” al gobierno y Montoro ya ha empezado a decir que pagarán menos impuestos a partir de los 75 años, medida que afectará –dice- a dos millones de jubilados. ¡Mayor cinismo no cabe! Muchos técnicos de Hacienda, trabajadores al fin y al cabo, ya han comentado que esta medida no es para lanzar las campanas al vuelo y que en todo caso beneficiaría a los que tienen pensiones más altas.
Flota en el ambiente de que para tener una vida digna cuando seamos mayores hay que recurrir a los planes de pensiones privados. De lo contrario –dicen- nuestra vejez será vivida en la miseria. Pero esto no es cierto; en primer lugar porque los que se beneficiarían de ello son los grandes bancos y entidades financieras -los mismos a los que previamente se ha “rescatado” con el dinero de todos los trabajadores, incluidos jubilados- y no son de fiar. En segundo lugar porque el único camino seguro hacia la dignidad es la lucha y la movilización social.