Este verano, los hospitales y centros de salud de Madrid han estado saturados y el personal sanitario sobrecargado de trabajo. Las listas de espera para operaciones y citas han crecido hasta el punto de que 90.000 personas esperan poder operarse. Todos los hospitales se han visto afectados por el cierre de camas, como el hospital de La Paz que ha cerrado 347 camas durante el verano, el 25% del total.
La Covid 19, que tuvo un pico en julio, vino este año a empeorar todas estas situaciones.
Sin embargo no hay que olvidar que gran parte del problema viene de los recortes presupuestarios a lo largo de los años y la permanente falta de recursos. Ante la escasez de personal, muchos centros de salud no han encontrado otra solución que cerrar las urgencias, cerrar parcialmente o totalmente durante el verano, como en Vallecas.
Son los trabajadores los que pagan esta política mortal. Tuvieron que encontrar soluciones a la situación, reorganizar las habitaciones y encontrar espacio para los nuevos pacientes. Se han visto obligados a trabajar en doble turno o se les han cancelado las vacaciones para cubrir la catástrofe.
Todo ello mientras se escuchan las mentiras de la Comunidad anunciando la llegada de nuevos trabajadores a los que ni se les ha visto el pelo por los servicios.
Un año y medio después de la Covid, el sistema sanitario sigue hundiéndose. Los miles de millones del plan de recuperación del gobierno fueron a parar a la bolsa y a la riqueza de los más ricos, no a los hospitales para mejorar las condiciones de trabajo.