Según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Igualdad, a 3 de junio se habían contabilizado 16 víctimas de violencia machista.
Miles de mujeres sufren en el mundo a diario, violaciones, maltrato, vejaciones, por parte de aquellos hombres que tienen interiorizado que son propiedad suya, que pueden hacer de ellas un objeto sexual, de sus deseos y complejos sexuales. Los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas es un hecho que aparece en los medios de forma cotidiana.
Habría que preguntarse el por qué de estas reacciones violentas y asesinas de estos hombres que llegan a estos extremos.
No creemos que sea un problema mental, psicológico individual de los hombres por ser hombres. No puede ser tampoco algo genético que nos lleva a ser lo que somos por determinación hereditaria. El ser humano nace y se hace socialmente. Decía Federico Engels que la primera lucha de clases fue la opresión de la mujer al esclavizarla para uso y disfrute del poder de los esclavistas en las primeras sociedades de clase.
Desde entonces, desde que existe la sociedad de clases las mujeres estuvieron sometidas. Esto moldeó las costumbres, la psicología de hombres y mujeres. Con el capitalismo la mujer entró en el mundo del trabajo, en el taller y la fábrica y pudo luchar por sus derechos, por la igualdad. Pero todavía las estructuras sociales del capitalismo guardan el principio de propiedad privada que hace que en el fondo sea la causa de tanta violencia.
Solo luchar por una sociedad donde la ausencia de opresión, de explotación, de toda clase sea una realidad, hará posible que hombres y mujeres iguales tengan una mentalidad y conducta libre, igualitaria, en definitiva emancipada. Y esta sociedad de iguales, comunista, en todas sus acepciones, solo empezará a ser posible a partir de que empecemos a expropiar la propiedad privada capitalista para convertirla en colectiva e igualitaria.