La Caixa ha logrado dar con una fórmula, dice, para combatir la pobreza. Mediante el reparto de leche a los niños más necesitados.
Las neuronas de los banqueros deben tener algún defecto fruto de la acumulación del capital pues vienen diciendo lo mismo cada año y esos niños y sus familias siguen siendo pobres año tras año.
Demuestra esto el falso concepto de la pobreza que suelen demostrar los que más tienen. Promover limosnas sí es llamarlo por su nombre. Es perpetuar la pobreza. Es condicionar a la población más necesitada y no ofrecerles alternativas para que definitivamente se liberen de la opresión. Verdugo y salvador a la vez ¡qué hipocresía!
En Sevilla la pobreza se ha instalado en muchos barrios y su avance continúa. Mientras la banca y grandes empresas especulan con el dinero obtenido mediante el robo a la población trabajadora. Continúan los despidos, los bajos salarios. Aumenta la carestía de la mayoría de productos básicos.
La banca esclaviza y condiciona el futuro de las familias mediante la usura y a cambio, les regala leche.
Esta misma banca que quiere combatir la pobreza, acaba de aplicar un ERE con el que despedirá a miles de trabajadores. Se destruirá empleo y será muy difícil recuperar el nivel de bienestar de esos puestos perdidos.
Combatir la pobreza es acabar con el paro y los despidos, es invertir en creación de empleo, en la industria, en el campo, en los servicios, repartir el trabajo entre todos para acabar con el paro, con sueldos y jornadas dignas. Esto es posible porque hay dinero, el que la banca amasa año tras año.
Combatir la pobreza es requisar a la banca todas las viviendas vacías con las que especula, fruto la mayoría de desahucios de familias completas. Hay que poner estas viviendas a disposición de los que las necesiten a precios adecuados.
Combatir la pobreza es revertir las ganancias millonarias fruto del rescate y la especulación, ponerlas a disposición de una verdadera banca pública, gestionada y supervisada por los propios trabajadores, para prestar dinero sin interés a quienes lo necesiten.
Un último ejemplo, la pobreza energética sigue azotando a millones de personas, que acuden a la caridad para poder pagarla. Con el ejemplo de La Caixa, bastaría con regalar la luz o el gas a los más necesitados. No sería difícil para las empresas, habida cuenta de los beneficios millonarios obtenidos. La hipocresía de los capitalistas sale a relucir ante todos estos problemas.
La clase trabajadora padece diariamente la falta empleo, de bajos salarios, de explotación, etc. Todo ello no se arregla con un cartón de leche, se arregla con empleos y salarios. Por tanto, será la determinación de la clase trabajadora la que la libere, la unión de esa clase y sus luchas para llevar adelante la expulsión de estos parásitos, que solo ven el mundo del dinero. Sólo así se podrá combatir y resolver los problemas del mundo del trabajo.