Las elecciones autonómicas en Andalucía han sido un baño de realidad que debe servir para sacudir las conciencias de los trabajadores y trabajadoras. Ahora desde Susana Díaz y Pablo Iglesias salen todos asustados por la entrada de la extrema derecha de Vox en el parlamento andaluz y pidiendo cada uno a su forma un frente democrático contra la extrema derecha.
La extrema derecha aparece cuando la llamada “izquierda” no resuelve el problema social del paro, la precariedad, los recortes y desahucios etc., y cuando los y las trabajadoras no tienen un referente claro en política. Entonces aparece la abstención, el desencanto y la decepción. Cuando la gente se suicida por desahucio en los ayuntamientos del “cambio”, como ha ocurrido recientemente en Madrid, preparamos el paso a la extrema derecha. La izquierda de Podemos e IU no ha hecho más que integrarse en las instituciones, en el parlamentarismo, entrando en una dinámica que ha desmovilizado la calle y las luchas.
El abandono de la lucha política en la clase trabajadora y en las clases populares, de los intereses directos de este sector social, y de las reivindicaciones y objetivos de clase, es decir la expropiación de la burguesía y la toma del poder por la clase trabajadora, no lleva más que al desencanto, la desmoralización y desmovilización y el rechazo de la “política” con la despolitización que conlleva. Por ello la gran abstención en estas últimas elecciones: algo más de 2.600.000 personas no han ido a votar.
Hay que decir la verdad. El verdadero poder no está en el parlamento. El poder está en la banca y las grandes empresas y en sus dueños que manejan a sus políticos. Decíamos en el anterior boletín que “nada pueden esperar las clases populares y los trabajadores de las elecciones, -y más en la crisis capitalista actual- salvo recoger algunas migajas que quiera dispensarles el partido que gobierne.” ¡Hay que retomar las luchas y las movilizaciones de la clase trabajadora! Será la única forma de pararle los pies a la patronal, y la burguesía que financia a Vox, Ciudadanos y PP.
Las elecciones son un termómetro que mide la valoración de la sociedad de las fuerzas políticas que se presentan. Además podemos inferir el estado de opinión de las clases populares, en especial los trabajadores, las aspiraciones, sus esperanzas o la desmoralización que van normalmente unidas a la pasividad.
Los resultados muestran una recomposición de la derecha y un descenso de los socialistas 400.000 votos menos y la coalición de Podemos e IU con 250.000 menos. Los socialistas han hecho una política derechista con Ciudadanos, y Podemos e IU se han integrado en el parlamentarismo.
La entrada de Vox en el parlamento con 395.000 votos nos debe hacer reflexionar. Obedece a esa radicalización de los sectores derechistas afines al PP. Es por otra parte, el retroceso generalizado que muestran Trump en EEUU, Bolsonero en Brasil o Le Pen en Francia. Sin embargo esos votos son los que aproximadamente ha perdido el PP. Los distritos más derechistas de las ciudades son los que le han votado. Como ejemplo, en Sevilla los distritos de los Remedios (24,66%), la Palmera (17,66%), y Nervión (15,95%) . Y Ciudadanos obtuvo cerca de 70.000 votos más.
En este sistema capitalista en crisis no hay otra salida que la lucha y la organización de un partido que defienda los intereses reales de la gente trabajadora, que defienda la expropiación sin indemnización de la banca bajo control de los trabajadores, para prohibir los despidos… en definitiva, para llevar a cabo una verdadera concienciación de clase y como consecuencia, la creación y desarrollo de un partido que verdaderamente represente los intereses del mundo del trabajo y denuncie sin paños calientes que, para transformar la sociedad, los trabajadores deben tomar el poder.