La OTAN se creó en 1949 mediante un acuerdo entre diez países europeos más Estados Unidos y Canadá. El propósito de esta alianza militar era ciertamente afirmar la hegemonía de Estados Unidos sobre el mundo, pero sobre todo es una alianza militar para proteger y ampliar la explotación mundial económica que realizan los grandes capitales. La OTAN, liderada por EE.UU., posicionó tropas, armamentos y misiles cerca de las fronteras soviéticas. Su idea no era “proteger al mundo libre” era asegurar el poder imperialista ante la amenaza de que las rebeliones anticoloniales de esa época y el prestigio de las ideas socialistas pudieran derrocar su imperio.
Con el hundimiento de la URSS y desde 1991, Estados Unidos y sus aliados europeos definieron de nuevo su control militar del mundo al servicio de las grandes empresas capitalistas y al mando del gran gendarme: EEUU. Desde ese año han trabajado para desmantelar la antigua Unión Soviética. Muchos países de Europa del Este de la esfera de influencia soviética se integraron en la Unión Europea, proporcionando a los países dominantes de la UE una reserva de mano de obra barata. Las potencias imperialistas pretenden hacerse con los beneficios del petróleo y el gas natural rusos, sus reservas de materias primas como el níquel y el paladio, y el trigo y otros cereales cultivados en Ucrania y Rusia. Todas estas agresiones militares y actuaciones han sido por el reparto del mundo.