Francia: bancos y evasión fiscal, un problema permanente

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Noviembre de 2018

El periódico “Le Monde”, en asociación con otros periódicos europeos, ha publicado un enorme fraude fiscal que ha costado a los Estados europeos 55.000 millones de euros. Esta “ bonificación fiscal del siglo “, según el título de “Le Monde”, es sobre todo indicativa de la servidumbre permanente de los Estados hacia los banqueros.

Entre 2005 y 2014, grandes bancos como BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole, en nombre de grandes accionistas y comerciantes, asesorados por un conocido abogado fiscal, Hanno Berger, estafaron a las autoridades fiscales de varios países europeos, especialmente Alemania.  Utilizaron lagunas en los dispositivos legales para evitar el pago de tasas sobre los dividendos que reciben. Para ello, basta con organizar la venta ficticia de sus acciones a un intermediario extranjero justo antes del pago de los dividendos y rescatarlas poco después. Este juego de manos, completamente legal, llamado “CumCum”, costó a los Estados europeos 46.000 millones de euros entre 2001 y 2007.

Pero Hanno Berger y sus clientes lo hicieron mejor. En muchos países, a los accionistas extranjeros de una empresa se les reembolsan los impuestos retenidos en su origen al abonar los dividendos. Así pues, con el pretexto de que pagará el impuesto sobre la renta en Francia, un accionista francés de la empresa alemana Bayer puede ser reembolsado por el impuesto recaudado por el Estado alemán. Al organizar múltiples ventas en un período muy corto de tiempo, han engañado a las autoridades fiscales para obtener un reembolso por impuestos que nunca han pagado. Esta optimización, llamada “CumEx”, es ilegal. Le costó a las autoridades fiscales alemanas entre 7.000 y 12.000 millones antes de que descubrieran el fraude.

Este gigantesco fraude se producía en el mismo momento en que los gobiernos pagaban cientos de miles de millones de euros a los bancos para evitar su quiebra en medio de la crisis financiera, imponiendo sacrificios a las clases trabajadoras de toda Europa. ¡A los banqueros no les importa! Hanno Berger dijo sin rodeos a sus nuevos empleados: “Aquellos que se sientan tentados a pensar que en Alemania se construirán menos guarderías o jardines de infantes debido a nuestro negocio no tienen nada que hacer aquí”!” Si el cinismo de los banqueros es ilimitado, es porque saben por experiencia que pueden contar con la complacencia, cuando no con la complicidad activa, de todos los Estados para que puedan apropiarse de la mayor parte de la riqueza creada por los trabajadores.
Contra este parasitismo, que pesa sobre el conjunto de la sociedad, la expropiación de los bancos es la única solución.