Derrocar a Barnier y Macron… ¡y sobre todo a la gran patronal!

Yazdır
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 2 de diciembre de 2024
2 de diciembre de 2024

¿Está viviendo el gobierno de Barnier sus últimas horas? Si Le Pen no cambia su postura y sus tropas censuran junto con la izquierda, entonces sí, el gobierno caerá esta semana, y Macron volverá a tambalearse y tener que montar otro gobierno.

La derecha, los macronistas y sus perros de guardia mediáticos procuran hacernos creer que esto sería gravísimo. ¡Qué va! Lo grave es que centenares de miles de trabajadores están perdiendo su empleo, y es que, en un país rico como Francia, hay diez millones de pobres y 300.000 personas sin hogar.

Lo gravísimo es el estado de los hospitales y los recortes en educación. Y es que nada haya sido emprendido en serio para parar la crisis climática, que las guerras no cesan de arrasar el mundo. Los que se aglutinan en torno al poder alrededor de Barnier y Macron forman parte de los responsables. ¡Sí se merecen el portazo!

¿De qué sirve esa pandilla de títeres? Pues sirven para machacar a los trabajadores, imponiéndonos sacrificios.

Con la degradación brutal de la economía, se ve que ellos son incapaces de organizar la economía e impedir las crisis. La inflación ha bajado, pero sigue ahí, encareciendo los productos básicos como el aceite o el café. Todos han prometido reindustrializar el país, sin embargo, se anuncia cada día más cierres y despidos.

¿Qué hacen contra Michelin, que se come dos mil millones de ganancias y prevé el cierre de dos fábricas, echando a 2.000 trabajadores? ¡Nada! ¿Qué le dicen a la familia Mulliez que despide a 2.400 empleados en Auchan y 150 en Leroy Merlin, al mismo tiempo que cobra mil millones en concepto de dividendo de su empresa Decathlon? Pues nada. ¡Olvidados los discursos sobre justicia social!

El gigante ArcelorMittal, con más de 15.000 trabajadores en Francia, amenaza con cerrar dos unidades. Ese gigante del acero afirma, con toda tranquilidad, que no descarbonizará su planta en Dunkerque, que por sí sola produce el 5% de todas las emisiones de gas de efecto invernadero de Francia. El patrón dice que el mercado europeo del acero es demasiado incierto… ¡Que no el cambio climático! En este tema como en los demás, el gobierno sólo sabe lloriquear y aceptar.

Aquellos ministros son los felpudos de la gran burguesía, igual que los dirigentes de LFI, el partido de Melenchon, y RN, el partido de Le Pen, que quieren sustituirlos. Como ninguno tiene la intención de enfrentarse con el gran capital, menos aún la de expropiarlo si llegan al poder, ellos también serán sus servidores.

Caiga o no el gobierno, se convoquen o no elecciones presidenciales anticipadas, nada fundamental cambiará para nosotros, trabajadores, mientras no intervengamos apuntando a los verdaderos dueños de la sociedad.

Los dueños de verdad no están en el parlamento, ni en Matignon o el Elíseo. Están en la dirección de las multinacionales como Michelin, Stellantis, Lactalis, Societe Generale… y detentan el derecho de vida o muerte sobre múltiples Pymes, abastecedores y subcontratas. La dinastía Mulliez posee 130 marcas, tipo Auchan, Leroy Merlin, Midas, Boulanger, Decathlon, Norauto, Kiabi, Flunch, y una fortuna de 28 mil millones, ¡o sea el presupuesto de Justicia más el de Transición Ecológica!

Los capitalistas deciden quién tiene derecho a trabajar. Deciden los salarios y nuestro poder adquisitivo, porque también fijan los precios. Echan mano de las arcas públicas con las exenciones y subvenciones de todo tipo. Es así como le roban a la sanidad, la educación o los transportes los recursos necesarios y ordenan ataques contra los trabajadores del sector público. Por ejemplo, los tres días de carencia en caso de baja por enfermedad.

Haría falta volver a 1789 y expropiar a los reyes del tiempo moderno. Lo cual terminará sucediendo, porque una pandilla de parásitos no puede bloquear la evolución de la humanidad indefinidamente.

Hoy día, decenas o quizás centenas de miles de trabajadores están al pie del muro, con los cierres y despidos en masa. Millones de trabajadores públicos y privados sufren ataques a sus sueldos o sus derechos. Algunos han emprendido la lucha, otros empiezan a organizarse para hacer lo mismo. Tienen la razón, y señalan el camino para todos los trabajadores.

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 2 de diciembre de 2024