Ni carne de cañón, ni carne de patrón

Yazdır
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 24 de marzo de 2025
24 de marzo de 2025

Macron y el gobierno está en pie de guerra. La semana pasada, agruparon a industriales armamentísticos, banqueros e inversores para organizar el aumento de la producción de pólvora, cañones, misiles, tanques, cazas, drones…

El gobierno decía que era imposible encontrar 20.000 millones de euros para las pensiones, pero quiere encontrar 50.000 millones para llevar el presupuesto militar a 100.000 millones anuales – tras haberlo duplicado en siete ocho años.

Según los cálculos del ministro del Ejército, Lecornu, serían necesarios 20 y hasta 30 cazas Rafale más, tres fragatas más, más todo tipo de drones y duplicar la reserva militar para hacerla pasar de 44.500 soldados a 100.000.

A escala de la Unión Europea, Ursula von der Leyen proyecta 800.000 millones de euros en gasto militar. El nuevo canciller alemán ha hecho votar a su parlamento un plan “bazooka” que autoriza gastos de cientos de miles de millones de euros para el ejército.

Se trata de una ganancia inesperada para todos los vendedores de armas, “una década de crecimiento y puede que más”, según explica el director general del grupo Thales, que fabrica sistemas de Radar, sobre todo para el Rafale.

Muchos economistas ya se felicitan por el impulso económico generado por la carrera armamentística. Y sí, supondrá un nuevo aumento de las acciones y los beneficios de Dassault y Thales. Pero para los trabajadores del sector esto significa una presión y una explotación renovadas. Y si se amplían las fábricas y se crean puestos de trabajo aquí y allá, no hay nada que celebrar, porque la reactivación de la industria militar es una nueva etapa en la marcha hacia la guerra.

Si estalla la guerra, los padres tendrán trabajo pero los hijos irán al combate, como sucede en Rusia y en Ucrania. En primera línea estarán – como siempre – los hijos de la clase trabajadora, pues el ejército ya está reclutando a toda velocidad y a ver, ¿quién se alista si no son los jóvenes de las clases populares, hartos de sobrevivir con empleos basura?

La preparación para la guerra es totalmente contraria a los intereses de los trabajadores, y hay que oponerse.

El gobierno no prepara “la defensa del país” como quiere haernos creer. Si fuera eso, ¿para qué entonces dotarse de fragatas que “aseguren una presencia naval sólida en varios frentes estratégicos, desde el Mar Rojo hasta el Iindopacífico, pasando por el Báltico y el Mediterráneo”, tal y como dice Lecornu?

El gobierno y los generales se preparan para una guerra de mayor alcance y para operaciones a cientos y milies de kilómetros. ¿Para qué? Pues para defender el espacio del imperialismo francés en el mundo y por tanto los intereses de la burguesía francesa.

En las últimas décadas, el ejército francés ha participado en una multitud de operaciones militares y guerras, sobre todo en África. No fue allí para defender a Francia contra un invasor, ni tampoco proteger a las viudas los huérfanos en Malí o en Chad. Luchó por el derecho de Total, Bolloré, Saint-Gobain y demás a robar y explotar, y por las cuotas de mercado de Vinci, Orange, Schneider Electric y Alstom…

Hoy en día, la preocupación del gobierno es la misma, y si tanto le interesa la guerra en Ucrania, es por los mismos motivos que Estados Unidos: para que la burguesía francesa tenga su trozo del pastel.

¿Qué nos importa a nosotros, trabajadores, el que SFR se haga con el mercado de la telefonía ucraniana, o que un consorcio francés consiga contratos de reconstrucción? ¿Podemos esperar más empleos y mejores salarios? ¡Claro que no!

Las guerras decididas por nuestros dirigentes continúan la política que llevan al cabo cada día: sirven para los intereses de los capitalistas.

Los portavoces de la patronal están contentísimos y ya no hablan de otra cosa que no sea “esfuerzo de guerra”. Todos lo ven como una manera de hacernos trabajar más y acabar con lo que llaman “el modelo social francés”. En nombre del esfuerzo de guerra, hay quién dice que hay que “poner a Francia a trabajar de nuevo” – ¡como si los obreros no nos dejáramos la piel en el curro!

Además de defender nuestros salarios, nuestras pensiones y nuestras condiciones laborales, es preciso oponernos a la propaganda bélica. Oponernos al despilfarro y la locura que supone el aumento del presupuesto militar y la marcha hacia la guerra.

¡Sus guerras no son las nuestras! No necesitamos cazas ni tanques, sino viviendas y médicos. ¡No nos alineamos con los Macron, Bolloré, Arnault o Michelin que se pasan el tiempo destruyendo nuestras condiciones de vida!

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 24 de marzo de 2025