¡No a la campaña racista contra los inmigrantes!

Yazdır
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 27 de noviembre de 2023
27 de noviembre de 2023

Cualquier crimen, cualquier tragedia es explotada por los demagogos de derechas y de extrema derecha para alimentar los prejuicios antiinmigrantes y antimusulmanes, cada vez más presentes en nuestra sociedad.

Delincuentes apuñalan a jóvenes en un baile campestre y matan a Thomas, de 16 años: para ellos, ¡la culpa es de los árabes! Han resurgido los actos antisemitas, con un joven fanático que asesina a un profesor: para ellos, ¡la culpa es de los musulmanes!

La extrema derecha acusa constantemente a los inmigrantes, a sus hijos y a sus nietos de odiar a Francia, la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Estas amalgamas racistas son aborrecibles. ¡Como si la delincuencia, el robo, la droga o el terrorismo nacieran con la inmigración y fueran específicos de una determinada comunidad!

Hay muchas formas de violencia en la sociedad. Una de las más frecuentes se perpetra en el seno del hogar familiar. Una mujer es asesinada cada tres días. Este tipo de violencia destruye niños y familias enteras, pero como no encaja en el esquema racista y comunitarista de la extrema derecha, no les importa.

La violencia de una minoría de jóvenes delincuentes existe, por supuesto, y contribuye mucho a arruinar la vida de las clases trabajadoras. Un joven de 16 años puede ganar más que su padre o su madre como cuidador, limpiador o cocinero. Es dinero fácil y sin escrúpulos.

Pero así funciona todo el sistema capitalista, con el señuelo de la ganancia y el enriquecimiento extravagante de una ínfima minoría de grandes burgueses a costa de los explotados condenados a la inseguridad y la pobreza.  

Así que, sí, nuestra sociedad produce bandas de quince, dieciocho o veinteañeros que viven según sus propias reglas: relaciones de fuerzas, provocación y violencia. Algunos de ellos, movidos por la misma rabia, acaban queriendo unirse al panteón de los yihadistas convirtiéndose en terroristas.

Esta deshumanización es uno de los peores males de la sociedad, y hay que combatirla. Para lograrlo y ofrecer a los jóvenes una perspectiva real, hay que cuestionar los mecanismos que están en la base de la sociedad capitalista: la explotación, la dominación por el dinero y la competencia entre los trabajadores.

Por el contrario, los defensores del sistema burgués mantienen un clima de "guerra de civilizaciones". Es el caso de la extrema derecha y de sus papagayos en la derecha y en el gobierno. También es el caso de las organizaciones fundamentalistas que predican la yihad. Y hay aspirantes a asesinos en ambos bandos.

En la extrema derecha, lo hemos visto este fin de semana en Romans-sur-Isère, con el intento de expedición punitiva de unas decenas de aprendices de nazi contra un barrio obrero de inmigrantes y los numerosos llamamientos a las "ratonnades" (batida antiárabe). 

El mismo peligro se observa en otros países. En Irlanda, una revuelta de extrema derecha tuvo como objetivo un barrio de inmigrantes. En Holanda, el político Geert Wilders, islamófobo declarado, se impuso en las elecciones generales. En Hungría, Italia, Eslovaquia y Polonia, la extrema derecha está en el poder. En Alemania, su influencia crece.

En este clima nauseabundo llega a la Asamblea Nacional el proyecto de ley sobre asilo e inmigración. Encabezado por Darmanin (ministro del Interior francés), reduce el derecho de los extranjeros a la asistencia médica y dificulta su regularización, aunque lleven años trabajando aquí en cocinas de restaurantes, en obras de construcción, prestando asistencia personal o en seguridad. Y mientras todos ellos enriquecen a sus patrones y cotizan a la Seguridad Social, se les niegan las prestaciones familiares y de vivienda durante cinco años.

Además de ser un ataque a los inmigrantes, esta ley fomentará la xenofobia.

Se trata de un grave peligro para el mundo del trabajo, formado por hombres y mujeres de todos los orígenes y creencias. No es raro que en una misma empresa convivan 5, 10 o 20 nacionalidades. Las amalgamas, los prejuicios, los recelos y la desconfianza mutua sólo pueden provocar división y parálisis ante los ataques de la patronal.

La propaganda contra los inmigrantes sirve para enmascarar la dominación de clase. Oculta al responsable de la evolución catastrófica y bárbara de la sociedad: la gran patronal.

En un momento en que los trabajadores de distintos orígenes están cada vez más mezclados en todo el planeta, en que la crisis y las guerras condenan cada vez a más mujeres y hombres al exilio, los demagogos quieren enfrentarnos unos contra otros. No dejemos que nos envenenen. Los únicos enemigos de los trabajadores son sus explotadores, ¡los capitalistas!

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 27 de noviembre de 2023