En cuanto se anunció la pasada victoria de Rishi Sunak (el primer ministro británico), el índice FTSE subió 50 puntos. Puede que la libra no haya subido aún a los niveles anteriores a Truss, pero no ha bajado, manteniéndose en torno a los 1,16 dólares. Los mercados financieros quieren “prudencia fiscal” (su código para “austeridad”) y, en lo que a ellos respecta, la reaparición de Sunak lo proclama.
En efecto, Rishi es Richie; “para” y “de” los ricos y todo el mundo lo sabe. Así que sí, puede que sea el primer Primer Ministro del sur de Asia y el más joven de la historia reciente, pero ¿y qué? No importaría si hubiera caído de Marte en lugar de Earl’s Court vía Southampton. Hará el trabajo para el que fue puesto allí. Su arreglo económico es un arreglo para las grandes empresas y las finanzas (¡o eso es lo que esperan!) en el contexto del empeoramiento de la crisis económica capitalista, y nos joderá al resto, seguro.
Y, por cierto, ¡la clase social que apoya a Sunak demuestran lo genios que son! Deberían haber tenido algunas reservas en cuanto a las dotes de Sunak como economista… Después de todo, es y fue un entusiasta del Brexit, incluso si este “brexitismo” ha demostrado estar por debajo de los estándares de los defensores del Brexit duro (sin acuerdo con la UE) – ¡que por lo menos tuvieron la vergüenza de dimitir!
Mientras tanto, Sunak ha comprado a un gran número de diputados tories una “suspensión de la ejecución” de 2 años por parte del Partido Laborista, cuya ventaja de 30 puntos podría reducirse mientras tanto, pero es poco probable que desaparezca. No es de extrañar que muchos de ellos le hayan apoyado. Estos diputados del llamado Muro Rojo tienen ahora un respiro, durante el cual pueden arreglar el cambio de lealtad a los laboristas a tiempo para las próximas elecciones, como ya hizo uno de sus compañeros en enero.
Esto resume el verdadero “déficit democrático” del sistema actual. Porque no, no es que Sunak no haya sido elegido por los miembros tories, ni siquiera que no haya habido elecciones generales -lo que, por cierto, está perfectamente dentro de las “reglas constitucionales” de la “madre de todos” los parlamentos. No, es el hecho de que el electorado nunca tiene otra opción que la de elegir entre dos marcas de precisamente el mismo producto insalubre: ¡puedes votar por Coca-Cola o por Pepsi!
De eso se trata realmente este melodrama de WestEnders, tan mal actuado y tan largo; de hacer carreras políticas lucrativas de grado B a toda costa, mientras se mantiene precisamente el mismo sistema capitalista degenerado, destructivo, loco e ilógico, que se basa por completo en la producción de beneficios a través de la explotación cada vez más despiadada de la mano de obra, ya sea en el país o en el extranjero. Por no hablar de avivar las llamas de la guerra, la xenofobia antiinmigrante y el racismo, para dividir las filas de la clase trabajadora, mientras la catástrofe climática se cierne sobre nosotros.
El mero hecho de que el cuarto Primer Ministro en otros tantos años haya sido empujado apresuradamente a Downing Street seguramente demuestra la cuestión: que es necesario un cambio fundamental en el sistema, de arriba a abajo. ¿Cómo puede alguien estar en desacuerdo con eso?
Traducido de www.workersfight.org