Para Mónica Oriol, Presidenta del Círculo de Empresarios, las mujeres trabajadoras tienen muchos derechos cuándo se quedan embarazadas y, además, no se les puede despedir. Esta empresaria (heredera de una familia muy unida al régimen franquista) ha vuelto a defender el beneficio empresarial ante cualquier circunstancia. En esta ocasión ha arremetido contra la maternidad, puesto que ser madre y trabajadora, dice esta "señora" no es "productivo". Cuándo manifestó públicamente que prefería contratar a mujeres menores de 25 o mayores de 45 años, porque como se queden embarazadas "son un problema"; lo que estaba expresando es la opinión de su clase. Defendía los intereses de la patronal, la burguesía. La competitividad a la que se refiere es esclavitud, disponibilidad absoluta, utilizarnos como simples herramientas, números en sus hojas de cálculo. Para ella es normal y legítima esta defensa, puesto que ha nacido en el seno de una de las familias que más colaboraron con la dictadura franquista. Falangistas, colaboradores de los legionarios de Cristo, (congregación ultra conservadora cuyo fundador acabó suspendido al ser acusado de pederastia, entre otros abusos sexuales), nieta de un procurador en Cortes que votó contra la Reforma Política en 1976, sobrina-nieta de un ministro franquista y emparentada con una hija (tenida fuera del matrimonio) de Ramón Serrano Súñer, cuñado y ministro de Franco.
Parece ser que "de casta le viene a Mónica" y que ser descendiente de esta familia tiene un importante peso dentro de los círculos del poder. Seguriber, su empresa de seguridad, ha sido beneficiada con millonarios contratos del Ministerio del Interior desde la presidencia de Aznar. Recientemente se le ha adjudicado la vigilancia exterior de los centros penitenciarios y, además, ha sido absuelta de la tragedia del Madrid Arenas, dónde murieron 5 jóvenes.
Si nos atenemos a sus declaraciones, el mundo perfecto de Mónica sería posible si bajáramos los salarios, abaratáramos los despidos, suprimiéramos las prestaciones por desempleo, condenáramos a las hijas de los obreros a elegir entre trabajar o ser "esposa y madre" de futuros obreros, y por supuesto, rebajar los impuestos a los empresarios.