Casi 4 millones de personas se manifestaron el domingo por todas partes en Francia como repulsa a los atentados sufridos. Esta movilización mide la conmoción provocada por los asesinatos de periodistas y dibujantes del semanario "Charlie hebdo" y en un supermercado judío en París. Estos asesinos no son solo enemigos de la libertad de expresión, son enemigos de toda libertad, y por tanto, enemigos de clase.
Pero en nombre de la "unidad", los dirigentes de los distintos estados imperialistas buscan una recuperación política del descrédito que sufren. En la manifestación de París, cómo no, estaba Rajoy apoyando la libertad de expresión y comunicación. ¡El mismo que aquí en España está ultimando la ley mordaza! Y no es el peor de los que allí desfilaron. Allí estaban también el gabonés Ali Bongo, el israelí Netanyahu o el húngaro Victor Orban: dictadores o jefes de Estado que oprimen y bombardean a otros pueblos.
Como ya sucedió con los atentados del 11-S en Nueva York o aquí en España con el 11M, los políticos y jefes de estados imperialistas tratan así de hacer borrar la responsabilidad que les atañe, quieren hacernos creer que los parisinos que participaron en la manifestación también aprueban las intervenciones militares en África o en Oriente Medio.
Porque, ¿quién está sembrando la barbarie por todo el mundo? Los yihadistas no han surgido de la nada; son fruto de la política infame y de las guerras perpetradas por las grandes potencias en Libia, en Irak, en Afganistán, en Mali, en Siria... para defender los intereses de los grandes grupos capitalistas. La barbarie engendra barbarie.
Para combatir esta barbarie hay que cuestionarse seriamente el sistema capitalista. Por ello es vital que seamos una clase unida por nuestros propios intereses, para defendernos de los explotadores pero también y sobre todo para ir contra un sistema -el capitalista- que está conduciendo a la humanidad en la barbarie.