El Tribunal Supremo de EEUU, con una mayoría de seis jueces contra tres, ha sacado adelante la sentencia que hace retroceder al pasado la situación de las mujeres en ese país.
Ha pasado medio siglo desde que el TS declarara el aborto un derecho. Dos sentencias así lo avalaron.Ahora jueces reaccionarios declaran esas sentencias “escandalosamente incorrectas y contrarias a la Constitución”. Objetan que la Constitución no dice nada del derecho al aborto en ninguna parte y no es un derecho arraigado en la historia de la nación.
Estos jueces declaran abiertamente que ninguna mujer tiene derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo. Nada nuevo cuando los grupos ultraderechistas y no solo en EEUU, han procurado ejercer su poder y el control sobre la mujer. Pero la opresión a la mujer ya sea con leyes o sin ellas tiene mucho que ver con el papel que juega en la producción junto al hombre, en este sistema capitalista.
En este sistema la clase trabajadora lucha por mejorar su situación y el capitalismo busca apartar de esta lucha a la mujer y de paso someterla aún más. Esta dominación la introducen controlando, en el caso de la mujer la reproducción, con el fin de subordinar su autonomía y hacerla dependiente. Y con ello que su protagonismo en la sociedad se vea limitado bajo intereses ajenos e impuestos. El sistema de justicia capitalista está para favorecer precisamente al capital, con leyes que buscan degradar la capacidad de la clase trabajadora de actuar y defenderse ante la explotación.
Ya sea una ley que penalice el aborto, que prohíba las protestas o apruebe los despidos, en cualquier caso el sistema capitalista busca protegerse infundiendo el miedo y el castigo. La clase trabajadora debe acabar con el capitalismo y construir en su lugar una sociedad donde hombres y mujeres se liberen de la opresión del dinero y sus representantes.