Francia: el gobierno no puede con la huelga del ferrocarril

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Documentos en español - 23 de mayo de 2018
23 de mayo de 2018

Traducido de Lutte Ouvrière, 23/05/2018

Después del éxito del llamado “día sin ferroviarios”, el 14 de mayo, la movilización alcanzó de nuevo, los días 18 y 19 de mayo, un nivel similar al de los días anteriores. El 18 había, en todo el país, un 24,7% de huelguistas entre los trabajadores de base, según la dirección de la empresa. Ese día la huelga seguía siendo mayoritaria entre los conductores.

El sector más determinado entre los huelguistas ha acumulado ahora más de 20 días de huelga, pero otros muchos no se movilizan todos los días previstos sino en los momentos claves, o los días que más desorganizan la empresa. El hecho es que en muchos sitios es bastante difícil encontrar a un ferroviario que no haya sido huelguista en un momento u otro. Sobre todo, no hay desmovilización: el movimiento se mantiene.
Así el martes 15 de mayo, en los talleres de Châtillon, que no era un día de huelga según la agenda sindical, 120 trabajadores se reunieron en asamblea para hablar sobre el éxito del día anterior, el “día sin ferroviarios”, y el futuro de la lucha.

Otro elemento refleja la vitalidad del movimiento: el éxito del “Vot’action”, un referéndum “a favor o en contra de la reforma del sector ferroviario”, organizado por los sindicatos. En muchos sitios fue una oportunidad para los militantes, sindicalistas y huelguistas, para dar vueltas en los talleres, terminar de convencer acerca del retroceso que supone esa reforma. El resultado fue clarísimo: en la estación de trenes de París-Montparnasse por ejemplo, muchos trabajadores preguntaban “¿yo quiero votar en contra, dónde se hace eso?”

En Châtillon, 250 ferroviarios llegaron para votar el mismo día, un 95% en contra. Hubo hasta colas. En Rennes, por ejemplo, solo los altos cargos siguieron las consignas de la dirección y no votaron. El 23 de mayo, la CGT declaró que un 62% de los ferroviarios habían participado en el referéndum, con un 94,97% en contra de la reforma. Aquello fortalece la convicción de que hay una unanimidad entre los trabajadores del ferrocarril en el rechazo a esa demolición anunciada de su vida laboral. Sobre todo, lejos de sustituirse a la huelga, el referéndum apareció a muchos huelguistas como un medio para reforzarla, legitimarla de nuevo.

De hecho, es la huelga, y solo ella, la que puede imponer retrocesos al gobierno. Es la huelga, el arma de los trabajadores por excelencia, la que puede dañar a la patronal cuando para los trenes, inmoviliza las mercancías, desorganiza la producción. Es la huelga la que hace visible y concreta la lucha de los ferroviarios para los demás trabajadores.

El 22 de mayo los trabajadores del sector público estaban llamados a la huelga. Las directrices de los sindicatos de ferroviarios fueron hacer manifestación, pero no ponerse en huelga. Aun así, muchos de ellos participaron a las manifestaciones y se pusieron en huelga ese día, afirmando así, no solo con palabras sino en la calle, la necesidad de una lucha conjunta de todos los trabajadores.

Al final el movimiento, sin ser explosivo, se ve sólido, y el gobierno, después de dos meses, sigue sin poder acabar con él. Está claro que la estrategia inicial de Macron, aplastar a los ferroviarios sin contar siquiera con los sindicatos, ha fracasado. Ahora parece que está buscando el apoyo de ciertos sindicatos para poner fin a esa huelga.

Así, según el periódico de economía “Les Échos”, el gobierno estaría preparando una salida para el sector ferroviario, con “concesiones a los sindicatos”, entre las cuales nuevas inversiones por parte del Estado. Tales medidas quizás puedan interesar a los capitalistas que se interesan por el sector, pero en ningún caso a los ferroviarios. En cambio, los 700 millones de euros de recortes suplementarios, además de los 2,3 miles de millones ya previstos les perjudicaría, con el aumento de la productividad y el fin del convenio para los nuevos contratados.

Quizás el gobierno pueda compadrear con ciertas cúpulas sindicales en base a esas supuestas “concesiones”, y con una actitud más amable. Pero los ferroviarios quieren que se abandone la reforma del sector ferroviario, quieren proteger sus empleos y sus sueldos. El gobierno está buscando una “salida”, pues eso demuestra que la huelga de los ferroviarios es un problema para la patronal. Por lo cual hay que mantenerse y ampliar la movilización en todas partes.