El nuevo gobierno de Pedro Sánchez se ha presentado como “un equipo de alto perfil político para una legislatura de alto perfil político” y de “personas capaces de gestionar, pero también de llegar a acuerdos y de explicarlos públicamente”. Sin embargo las posibilidades de cambio social a favor de los trabajadores quedará muy lejos porque este gobierno está atado a los votos de la derecha y sigue los dictados del gran capital.

¿Qué se puede esperar de este nuevo movimiento hecho por el gobierno? Dos ejemplos: Isabel Rodríguez y Mónica García respectivamente los ministerios de Vivienda y Agenda Urbana y de Sanidad. Isabel Rodríguez recoge el testigo de una Ley de Vivienda del PSOE que ha dejado la ampliación de viviendas sociales y los precios en manos de los bancos y grandes propietarios. Ella se ha presentado como defensora de los intereses de los “pequeños propietarios”. Toda una declaración de intenciones. La Ley de Vivienda no sufrirá grandes cambios, mantendrá el eje básico para favorecer a los de siempre…
Mónica García en Sanidad. Una sanidad que lleva años sufriendo recortes y que sigue sirviéndose a la carta a intereses privados. Las carencias, sobre todo en atención primaria por la falta de contrataciones y de inversión, se agravan. Y es que quienes realmente deciden como se invierte son las grandes empresas privadas, bancos, aseguradoras y farmacéuticas; ¡eso debería haberlo aprendido García en el tiempo que estuvo en las Mareas de sanidad en Madrid!

Cambiando ministros no pueden arreglarse los problemas. El verdadero problema es que la riqueza que genera la población trabajadora va parar a las manos de las empresas del Ibex 35. Esta es una estrategia más que pretende desarmar a los trabajadores haciéndoles creer que el nuevo gobierno mejorará la situación.

Hay otra forma de gestionar la sociedad, que consiste en poner la gestión de todos los recursos públicos en manos de la población trabajadora, expropiando los beneficios privados de las grandes empresas.