La acción de esa noche la presentan hoy todos los opositores a la revolución obrera y al comunismo -que son muchos- como un golpe de Estado. Pero esta revolución se había hecho posible, porque en 1917 millones de hombres, mujeres, trabajadores, campesinos llevaban meses en movimiento. La existencia de un partido obrero revolucionario capaz de actuar en tal situación abrió el camino a la revolución obrera, e incluso a la revolución mundial.
A los que quieren ver en la revolución sólo "destrucción, crueldad, desorden y caos", Trotsky replicó en 1921: "Hay algo grande en la revolución; despierta a la vida a millones de hombres de las masas populares atrasadas, los arma para grandes fines políticos, despierta en ellos energías dormidas. Por eso la revolución lleva a cabo milagros. "
La Revolución Rusa, nacida del caos de la Primera Guerra Mundial, aumentaría las esperanzas y el entusiasmo de los trabajadores de todo el mundo. Condujo a la ruptura de millones de trabajadores con el reformismo de los partidos socialistas. Donde no había sindicatos, los creó. Incluso inclinó a las organizaciones religiosas al campo de la revolución proletaria. En todas partes, aceleró la comprensión de que los trabajadores pueden cambiar el mundo, no solo en su propio país, sino en todo el mundo; una conciencia tanto más intensa en cuanto que afectaba a los soldados desesperados en el barro de las trincheras, o a los trabajadores que ya no podían fabricar cartuchos y proyectiles destinados a la guerra a cambio de salarios de hambre.
Una revolución obrera de este tipo, que amenazaba los intereses de la burguesía en todo el mundo, sólo podía provocar reacciones de hostilidad. Por ello, impulsó a sus adversarios, además de a intervenciones militares directas, a torrentes de barro, mentiras y falsedades, tan grande era el temor de los poderosos y los parásitos que les rodean a un mundo sin explotación, miedo y mentiras que no lo han dejado de manifestar desde entonces.
El poder obrero finalmente sería víctima de la presión del imperialismo y de la burocracia estalinista que se desarrollaría dentro de él. Las lecciones de la revolución permanecen, en la capacidad de la clase obrera, si se moviliza contra sus opresores, para acabar con un sistema capitalista que es cada día más amenazante.
Traducido de Lutte Ouvrière