No fue sólo la lluvia la que perturbó el inicio de los Juegos Olímpicos al regar la costosa ceremonia de apertura. En la red ferroviaria, parte de la circulación de los trenes, y por tanto parte de los viajeros, se quedó paralizada por una “operación de sabotaje”, en términos del ministro de Transportes.
En la noche del jueves 25 al viernes 26 de julio, se incendiaron puestos de enclavamiento de tres sitios ferroviarios y se cortaron cables de señalización. Se atacó otro punto, pero la llegada de los ferroviarios realizando labores de mantenimiento hizo huir al os saboteadores. La ubicación de los elementos atacados denota un conocimiento preciso de la red ferroviaria. Las operaciones fueron preparadas y coordinadas, con lo cual se supone que por una única organización.
¿Habrá sido la “ultraizquierda”, según las palabras de los periodistas y la policía cuando se refieren al movimiento anarquista y al bloque negro? Un correo electrónico denunciando los Juegos Olímpicos como una operación de disciplinamiento de la población por parte del Estado y reivindicando el ataque fue recibido por varios medios. Sin embargo, no hay prueba de que el origen del sabotaje sea éste, según la propia policía.
¿Podrían haberlo cometido miembros de la extrema derecha? Los hay, y muchos, que tienen el conocimiento técnico útil para semejante operación, y sus vínculos con la policía y el ejército podrían facilitarles la organización y los contactos necesarios. Además, con el sentimiento de que la victoria electoral les fue robada, puede que en la extrema derecha algunos quieran tener impacto con otros métodos.
Sea como sea, y sea quién sea el autor, el sabotaje crea una molestia para los usuarios, incluso para los trabajadores que se van de vacaciones, y una carga de trabajo adicional para los ferroviarios movilizados en la reparación. ¿A quién le sirve todo eso, mientras el problema de hoy es el sabotaje a gran escala de la economía por culpa de la dominación de la clase capitalista?
Los dueños de Valeo (proveedor del sector del automóvil) acaban de anunciar el cierre de tres de sus plantas y se disponen a quitarle su empleo a cientos de trabajadores, sólo para aumentar el dividendo para los accionistas. El Estado sacrifica los hospitales, las residencias de mayores, la educación, el tranporte, la vivienda para dedicar una parte cada día mayor del dinero público a favorecer el enriquecimiento de una minoría de dinastías burguesas, tipo Arnault, Mulliez, Dassault, Bouygues. Es un verdadero sabotaje que arruina toda la sociedad y la hunde en el caos, ¡con unas consecuencias más graves que las incidencias en la red ferroviaria!
El mero hecho de que no se pueda estar seguro de quién ha cometido semejante sabotaje demuestra que no puede salir nada bueno para los trabajadores. ¿A quién acusará ahora tanto la policía como la dirección de SNCF (compañía ferroviaria francesa) ? ¿A los militantes ferroviarios que cuestionan su política, diciendo que sólo empleados de SNCF tienen el suficiente conocimiento de la red? En el pasado, ese tipo de acciones siempre fue utilizado por los gobiernos para justificar medidas arbitrarias y el refuerzo de leyes represivas.
En noviembre de 2008, unas destrucciones de infraestructuras ferroviarias desembocaron en el llamado “caso de Tarnac”: el entonces gobierno de derechas dirigido por el presidente Sarkozy inventó un supuesto complot de la extrema izquierda, y fueron detenidas varias personas que sólo al cabo de diez años de juicios fueron exculpados.
Sólo los trabajadores tienen un futuro para la humanidad fuera de crisis y guerras. Sólo ellos pueden expropiar a los capitalistas, poner fin a su reinado y construir una organización económica racional que permita a la mayoría vivir de su trabajo.
“Pan y juegos, es lo que le hace falta al pueblo para estar contento”, eso decían los dirigentes del imperio romano, que profesaban el mismo desprecio cínico que los dirigentes de hoy en día, reunidos al lado del Sena por la ceremonia de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, en el pasado, esa mentalidad nunca protegió a las clases dominantes contra revueltas y revoluciones, ¡y tampocó las protegerá en el futuro!
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 29 de julio de 2024