Yaël Braun-Pivet, presidente macronista de la Asamblea, y Gérard Larcher, presidente de "Les Républicains" (partido de derecha) en el Senado, que convocaron la manifestación contra el antisemitismo, dijeron estar "contentos" y "tranquilos por esta oleada republicana".
Le Pen y "Rassemblement National" (ex Frente Nacional) también se mostraron muy satisfechos por la "excelente acogida" que recibieron. Algo menos contentos y muy avergonzados de manifestarse con la extrema derecha, los líderes de los ecologistas, el Partido Socialista y el Partido Comunista también se mostraron satisfechos con el acontecimiento.
Así pues, el pequeño mundo de los dirigentes está satisfecho: ¡su operación política ha tenido éxito!
Por supuesto, muchos de los manifestantes estaban allí sinceramente, sin segundas intenciones, para mostrar su solidaridad con sus familiares, amigos y vecinos de fe judía. Para reiterar su compromiso en la lucha contra el antisemitismo y, para algunos, contra todas las formas de racismo.
Desafortunadamente, esta manifestación no reducirá el antisemitismo ni un ápice. Forma parte de una repugnante campaña de propaganda que podría, por el contrario, avivar las llamas del odio comunitario.
Si se trataba de unirse en torno a valores universales, ¿por qué los organizadores sólo denunciaron el antisemitismo? ¿Por qué no denunciar también las provocaciones y ataques contra musulmanes y árabes, que ni el gobierno ni los medios de comunicación se molestan en registrar?
Si se trataba de expresar solidaridad con las víctimas de la guerra israelo-palestina, ¿por qué mencionar sólo a las víctimas y rehenes israelíes? ¿Por qué no denunciar la matanza masiva que continúa en Gaza en este mismo momento, causando cientos de muertos más cada día?
Este sesgo a favor del gobierno israelí y esta negación de la opresión fundamental que sufren los palestinos son insoportables. Peor aún, va de la mano de la propaganda contra los musulmanes y los inmigrantes, a los que se acusa de ser antisemitas y terroristas en potencia.
De hecho, a Le Pen le interesaba tanto manifestarse para transmitir esta retórica antiárabe.
Sí, el antisemitismo es una lacra que hay que combatir. El odio a los judíos es una de las peores formas de inmundicia que se pueden encontrar en una sociedad capitalista en crisis. "El antisemitismo es el socialismo de los tontos", fustigó una vez el socialista alemán August Bebel a quienes equiparaban a capitalistas y banqueros con judíos.
En los siglos XIX y XX, desde la Rusia zarista hasta la República Francesa, estos prejuicios atizados por la extrema derecha fueron utilizados por todos los gobernantes para desviar la ira popular y asegurar su dominio.
Hitler los utilizó para hacerse con el poder. En los años 1933-1939, cuando huir de la Alemania nazi se había convertido en una cuestión de vida o muerte para los judíos, Estados Unidos y las llamadas democracias les cerraron las puertas porque tenían una política antiinmigración ¡y además eran antisemitas!
Durante la guerra, Hitler perpetró el mayor genocidio del siglo XX, exterminando a seis millones de judíos. El Estado francés prestó su apoyo a esta barbarie entregando 75.000 judíos a los nazis.
En aquellos años, el movimiento obrero revolucionario tuvo el honor de luchar contra el antisemitismo, del mismo modo que luchó contra el racismo y la xenofobia. ¡Debemos seguir haciéndolo!
No se puede confundir a los judíos ni con los capitalistas ni con los asesinos que gobiernan Israel. No se puede equiparar a los palestinos con Hamás, del mismo modo que no se puede identificar a los trabajadores de aquí con Macron.
En todas partes, en todos los pueblos, hay explotados y explotadores. Y en todas partes hay obreros que luchan contra sus propios dirigentes y explotadores. Es convirtiendo todas estas luchas en una lucha por expulsar a la gran burguesía del poder, es decir, por derrocar al capitalismo, como los trabajadores se unirán para cambiar su destino y arrojar los prejuicios racistas y medievales al basurero de la historia.
No a la unidad ni a la solidaridad con quienes nos gobiernan y explotan dividiendo a la clase obrera y enfrentando a unos contra otros. ¡Unidad y solidaridad de clase entre los trabajadores de todos los países y orígenes!
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 13 de noviembre de 2023