Nuestra única protección: ¡la expropiación de los capitalistas!

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Textos del semanario Lutte Ouvrière - 14 de abril de 2025
14 de abril de 2025

La caída de las bolsas estadounidenses ha obligado a Trump a declarar un alto en su guerra comercial total. De momento, los impuestos a las empresas europeas solo aumentarán un 10%. Esto supuso un alivio para los líderes europeos. Pero la escalada aduanera ha comenzado.

El acero, el aluminio y los automóviles importados en Estados Unidos siguen gravados con un 25%. El enfrentamiento entre Estados Unidos y China sigue haciendo estragos, y los dirigentes europeos temen que, a falta de salidas, los productos chinos se desborden hacia el mercado europeo. Y aunque la UE ya grava los automóviles chinos con un 35%, muchos gobiernos piden un aumento de otros derechos de aduana.

En Francia, casi todos los campos políticos promueven el proteccionismo, prometiendo reindustrializar el país y fomentar la soberanía. Esto incluye al Rassemblement National, France Insoumise y el PCF, aunque se supone que están en lados opuestos del espectro político.

¿Y con quién cuentan para «proteger» al país? ¡Con los capitalistas! Con Michelin, Sanofi y Stellantis, ¡que están recortando puestos de trabajo y cerrando fábricas tan fácilmente como tirar un pañuelo de papel a la basura! Evidentemente, no forma parte del programa de RN arrebatar el poder económico de las manos de la burguesía. Tampoco es el programa de la LFI o del PCF.  

En un momento en que la guerra económica se recrudece, los políticos proponen que los trabajadores se entreguen a quienes los explotan y extienden la miseria por todo el país. Y lo mismo ocurre con todas las confederaciones sindicales. Pues bien, ¡podemos estar seguros de que esta política se traducirá en nuevos golpes contra los trabajadores!  

Detrás de la palabra proteccionismo, los trabajadores y los capitalistas no entienden en absoluto lo mismo. Los trabajadores quieren proteger sus puestos de trabajo y sus salarios. Los capitalistas quieren proteger sus salidas, sus beneficios, sus sinecuras y sus privilegios, siempre a costa de los trabajadores.

Muchos patronos están a salvo de la competencia internacional. Es el caso de la gran distribución y de la construcción. Pero, ¿hay menos explotación en Carrefour, Auchan o Bouygues? ¿Están los trabajadores más a salvo de los despidos, la precariedad y los bajos salarios? ¿Están cubiertas las necesidades de vivienda de la población? Desde luego que no.

En cuanto a los grandes grupos capitalistas enfrentados a la competencia internacional, ¡son bastante hipócritas cuando piden más proteccionismo! El proteccionismo siempre tiene que ser unidireccional, es decir, en beneficio de sus intereses.

Critican el proteccionismo de Trump pero lo piden en Europa. Quieren que el Estado proteja su mercado nacional, pero también quieren tener derecho a «comer en el plato del vecino», como dijo el ex director general de Stellantis.

El proteccionismo no es el final de la guerra comercial, sino su intensificación. Para los trabajadores, significará precios más altos y una presión cada vez mayor para ser más competitivos. Para la gran patronal, significará nuevas exenciones fiscales y subvenciones con el pretexto de ayudar a las empresas francesas.   

Esta no es nuestra guerra económica, porque este no es nuestro sistema. En el capitalismo, la burguesía orienta todas las políticas económicas hacia sus intereses exclusivos, que son opuestos a los de los trabajadores.

Creer que los capitalistas franceses pueden interesarse por el interés colectivo y el futuro del planeta es ridículo. Invertirán allí donde esperen obtener más beneficios, como siempre han hecho. Sólo sienten patriotismo por sus cajas fuertes, que prefieren colocar en paraísos fiscales.

Enarbolar la soberanía nacional y agitar el nacionalismo para hacer creer que atrincherándose detrás de las fronteras los trabajadores tendrían voz y voto en el futuro de la sociedad es un engaño. Mientras el capital, es decir, el poder económico y político, esté concentrado en manos de la clase capitalista, los únicos soberanos serán los Mulliez, Arnault, Bolloré, Saadé, etc.

Para reorganizar la economía sobre bases racionales y garantizar que satisfaga las necesidades humanas y cuide del planeta, necesitamos destronar a estos reyes modernos, es decir, expropiarlos y arrebatarles el poder político.

Esta revolución sólo puede lograrse mediante luchas obreras a escala internacional. Así pues, en oposición al nacionalismo y a la política de división patronal, en oposición a todos aquellos dirigentes capaces de llevarnos a una nueva guerra mundial, hagamos nuestro el llamamiento de Karl Marx: "Proletarios de todos los países, ¡unámonos!"

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 14 de abril de 2025