Después de un bombardeo estadounidense sobre una zona controlada por milicias vinculadas al Irán, que habría causado la muerte de 25 personas, la Embajada de los Estados Unidos en Bagdad fue el blanco de manifestaciones. Oficialmente retirados desde 2011, Estados Unidos mantiene 5.200 soldados en Irak, sin contar miles de mercenarios contratados por empresas privadas. Las represalias estaban destinadas a vengar la muerte de uno de ellos.
Durante semanas, el pueblo iraquí ha protestado contra la corrupción y la miseria. Rechaza a los políticos iraquíes, pero también a sus patrocinadores iraníes y americanos. Si bien los medios de comunicación han difundido la hostilidad contra Irán, que en Irak está muy dividida, han estado discretos sobre el papel de los Estados Unidos.
No es de extrañar que la ira popular se dirija contra las tropas y la representación de los Estados Unidos en Irak, que son los principales responsables del caos en ese país. Los Estados Unidos cosechan lo que han sembrado.